Educar a los niños no consiste solo en enseñarles a sumar, a enhebrar una frase o a entender la historia y la naturaleza. Uno de los rasgos que caracteriza a la época actual es la "sociedad de consumo" y para formar "una ciudadanía más crítica, autónoma y consciente de sus derechos y responsabilidades" como consumidores nacerá una asignatura que la Consellería de Educación espera implantar en el próximo curso en ESO.

Será un paso más, pero no el único que ha dado Galicia para educar a los niños de hoy, consumidores no del mañana, sino desde ya. Desde 2005 existe la Escola Galega de Consumo (EGC). Que los niños se aseguren de conocer "bien" las características del producto que van a comprar -de qué está hecho, de dónde viene-, que reflexionen sobre las ventajas y desventajas de comprarlo en uno u otro tipo de tienda y que sepan presentar una reclamación si tienen algún problema con su compra son la materia con la que trabaja esta entidad que realiza actividades formativas propias y apoya los proyectos escolares del plan Proxecta, que impulsa la innovación a la vez que desarrolla competencias transversales, como la educación en valores, donde encaja el consumo responsable.

La colaboración de la Escola Galega con los colegios, aparte de en la formación de los profesores que a su vez instruirán a los niños, se traduce en dos iniciativas. Está Consumópolis, que invita a los niños a reflexionar sobre el consumo responsable, con el aliciente de competir en un concurso estatal -que por cierto ganaron escolares gallegos cuatro veces-. Cada curso, el foco se pone en un aspecto, y dado el abuso de los menores de las nuevas tecnologías, este curso le toca a internet. Los pequeños deben responder a la pregunta de si hacen un "uso responsable".

Otro programa en el que echa una mano a Educación es en Galicons-net, que premia el mejor proyecto sobre consumo responsable con 1.500 euros. Los centros pueden elegir entre reflexionar sobre consumo y género (por ejemplo, los juguetes...), lenguaje publicitario, comercio electrónico o los servicios financieros, un asunto de actualidad que incluye identificar cláusulas abusivas.

De las 9.000 personas que en 2016 se beneficiaron de las acciones de la Escola, más de la mitad eran niños de 8 a 12 años. Fuera de la formación reglada, la Escola maneja otros programas, como el Cores (consumo responsable), con charlas y obradoiros todo el año sobre todo para colegios de Infantil y primaria (el 38% de los asistentes), pero también para alumnos más mayores o asociaciones de consumo o de amas de casa. Las temáticas más demandadas durante el pasado año fueron el lenguaje publicitario, el consumo responsable en el supermercado y el consumo en internet.

La labor pedagógica de la Escola Galega de Consumo, que se sitúa en el edificio de su hermano mayor, el Instituto Galego de Consumo, en Santiago, es posible gracias a unas aulas un tanto peculiares. En concreto, dispone de tres aulas "especialmente equipadas para realizar distintos talleres en función de la actividad que se trate".

Por una parte, está el aula de informática. Dado que el comercio electrónico va en aumento -entre los jóvenes creció en 10 puntos en un año y llega al 45%-, un espacio es para hacer talleres de compras en internet, contratación de viajes en la Red, diseñar videojuegos o simular una factura eléctrica. Saber navegar y hacer compras en la Red de forma segura son los objetivos de este tipo de iniciativas.

Para ayudar a "comprender mejor el lenguaje publicitario y sus recursos", no caer en tentaciones innecesarias y saber analizar la publicidad ilícita (la que atenta contra derechos o utiliza técnicas no permitidas, como la publicidad subliminal), el centro dispone de un aula específica equipada con todos los medios técnicos precisos para trabajar el ciclo de vida de un anuncio e incluso elaborar uno propio.

Las instalaciones se completan con un aula "especial", que simula un supermercado real y en la que se trabajan, explican desde la Consellería de Economía, la compra responsable, el etiquetado alimentario, la pirámide de los alimentos o la publicidad en el punto de venta.

Y además las charlas impartidas en las aulas CeMit, de la Amtega, permiten llegar a toda la geografía gallega al utilizar por ejemplo las videoconferencias para explicar todos estos contenidos. Todo para fomentar el consumo responsable.