Siguen con su embarazo hasta el final, pero no ejercerán como madres de ese niño. Un total de 16 mujeres renunciaron el año pasado a sus hijos recién nacidos en la comunidad gallega porque las condiciones personales o económicas que atravesaban no les permitían encargarse de su cuidado. Más de la mitad de las madres que dieron en adopción a sus bebés dieron a luz en la provincia de A Coruña (nueve), otras cuatro en Lugo, dos en Pontevedra y otra en Ourense, según los últimos datos de la Consellería de Política Social.

El perfil de quienes renuncian a criar a su hijo es diverso. Aunque la mayoría son mujeres con graves problemas económicos, procedentes en muchos casos de familias desestructuradas, también hay adolescentes que han ocultado el embarazo a sus padres; toxicómanas o inmigrantes sin recursos y apoyo familiar en el país. En toda España, durante el año pasado, se dieron en adopción 180 bebés recién nacidos, una media de uno cada dos días. Galicia, con 16 menores, es la cuarta comunidad con más casos, solo por superada por Madrid (35), Cataluña (33) y País Vasco (19). En el lado opuesto de la clasificación se sitúan Cantabria, Asturias o La Rioja, donde no hubo ninguna renuncia a bebés en 2016.

Una vez que las madres llegan al hospital y comunican su deseo de dar en adopción al pequeño se activa un protocolo en el que participa la Consellería de Sanidade y la de Política Social. Lo primero es informar a la mujer sobre todas las opciones que tiene antes de renunciar al bebé. En este sentido, se le asesora sobre ayudas económicas que puede recibir en función de su situación o la posibilidad de que el niño resida con una familia de acogida hasta que sus padres biológicos solucionen los problemas que les impiden encargarse de él.

De querer seguir adelante, la madre entregará al menor de forma inmediata tras el parto, pero aún tendrá seis semanas para dar marcha atrás en su decisión. Pasado mes y medio, los técnicos de servicios sociales volverán a entrevistarse con la madre y si ésta confirma su decisión, los padres biológicos perderán los derechos legales sobre el niño y comenzarán los trámites de adopción.

Los expertos recuerdan que comunicar en el hospital que se quiere entregar el niño en adopción es una opción totalmente legal que no tiene consecuencias penales para los progenitores. Algo que no ocurre cuando se abandona a los bebés o niños en la calle, según establece el artículo 229 del Código Penal, en el que se indica que el "abandono de un menor de edad o una persona con discapacidad necesitada de especial protección, será castigado con la pena de prisión de entre uno o dos años".

En el caso de niños tan pequeños, como ocurre con los bebés recién nacidos, éstos nunca entran en un centro de menores sino que, durante ese mes y medio en el que la madre puede todavía decidir que quiere encargarse de él o mientras no culmina el proceso de adopción, los pequeños entran en el programa de familias de acogida que gestionan Cruz Roja y la Xunta. Se trata de un acogimiento especial, es decir, que se realiza de urgencia y sin periodo previo de adaptación del menor a su nueva familia, algo que sí ocurre cuando los niños son mayores. Cruz Roja cuenta con un listado de familias dispuestas a este tipo de acogimiento especial y que durará sólo el tiempo necesario hasta que finalicen los trámites de adopción. Estas familias de acogida nunca podrán optar a la adopción definitiva del pequeño.

Los últimos datos de la Consellería de Política Social revelan que A Coruña es la provincia con un mayor número de bebés que se dieron en adopción en 2016, pero también el lugar de destino de la mayoría de estos recién nacidos. De los 16 menores dados en adopción nada más nacer en Galicia, once fueron dados en adopción a familias que residen en la provincia de A Coruña, tres residen ahora en Pontevedra y otros dos en Ourense.