Si los gallegos están en puestos de cabeza de PISA, ¿por qué en varias materias en la PAU de 2015 sus notas medias están en la cola del país, lo mismo que en los porcentajes de sobresalientes en dichos exámenes? Algo similar le ocurre a Castilla y León y un informe defiende que los alumnos de esta comunidad y de la gallega no están "peor preparados" y que tampoco es un problema de "formación". Para su autora, Cristina Rueda, catedrática de Bioestadística de la Universidad de Valladolid, la PAU en estas comunidades es más "exigente", una apreciación que en Galicia comparte el sindicato ANPE, aunque no la Consellería de Educación, que considera que la explicación a las medias más bajas y al menor peso de notas de entre 9 y 10 en ciertas materias no reside en que la prueba de acceso a la universidad "sea demasiado exigente".

El departamento que dirige Román Rodríguez, tras recordar que la prueba la elabora "la CiUG y grupos de trabajo en los que no entra la Consellería", sostiene que esta evaluación, que mañana estrena nueva denominación aunque un formato similar al selectivo vigente hasta ahora, "está ajustada al nivel del sistema educativo gallego", y añaden que informes como PISA "suelen reflejar una situación mejor para Galicia que para la media de España".

De hecho, Educación sostiene que la Xunta y las tres universidades lograron "un acuerdo muy satisfactorio alrededor de la prueba, primando el beneficio de los estudiantes". Y dado que se trata, enfatizan, de un acuerdo "sólido", que "respeta además la autonomía universitaria en lo referente a los contenidos de la prueba" o a las ponderaciones, "no es el momento de hablar de cambios". "Cuestiones como esta", añaden, "están pendientes del pacto estatal por la educación".

Recuerdan que al principio la Lomce fijaba una prueba final de Bachillerato con valor para título y para que las universidades hicieran sistemas de admisión, pero al final el Ministerio de Educación y las comunidades acordaron mantener "un sistema parecido al que existía mientras no llegase a un pacto de Estado por la educación", lo que implica, explican, mantener el sistema de exámenes por autonomías.

Ya que el sistema de acceso a la universidad es de distrito único para el país, Educación opina que hay que buscar fórmulas "equitativas y que tengan en cuenta también las especialidades de cada comunidad", un ejercicio "muy complejo" y "no podría calificarse de justo o injusto".

Sindicatos como ANPE si ven mayor exigencia en la zona norte del país y abogan por una prueba de selectividad "común a nivel de todo el Estado", sugerencia que CIG o UGT no comparten. En lo que coinciden estos tres sindicatos es en que los jóvenes no están peor preparados ni capacitados. Ni CIG ni UGT entran a valorar el nivel de exigencia de la selectividad, pero los primeros hacen constar la "irracionalidad" de unas pruebas que suponen "jugarse todo a una carta" y los segundos ponen el acento en las notas de corte, que ven "desproporcionadas" en algunas carreras.

Mañana un total de 10.550 estudiantes gallegos estrenarán la nueva ABAU -avaliación de bacharelato para el acceso a la universidad-. Al menos esa es la cifra de inscritos, que implica un 6 por ciento menos de los que se matricularon para la convocatoria ordinaria de la extinta PAU el pasado año.

En Galicia, "quizá más difícil"

"Los alumnos gallegos no están peor preparados ni son menos capaces" que los del resto del país, concede Antón Fernández Álvarez, delegado en la CiUG y ahora presidente -un cargo que se ejerce por rotación de los tres delegados de las universidades gallegas- del organismo que coordina las pruebas, quien añade que por lo tanto la razón de que las notas medias en ciertas materias de la PAU 2015 sean más bajas que en otras comunidades "no puede venir de ahí".

"¿Que a lo mejor la prueba es más exigente? A lo mejor es posible, pero se ajusta a lo establecido", admite el también docente, a la vez que defiende que lo que le "preocuparía" sería que la evaluación "no se ajustase al currículum de Bachillerato", lo que no es posible legalmente, o que "no fuese fiable". En ese sentido, dice que su "impresión de que por ahora se nos considera de los más fiables". En todo caso, y dado que defiende que "cualquier sistema es mejorable", el de selectividad también.