Quienes conocen bien la selectividad, afirman que los nervios de los aspirantes desaparecen tras los primeros minutos. Esta vez esos nervios tienen más fundamento, porque a partir de hoy más de 10.500 jóvenes gallegos no solo se juegan su futuro, sino que lo hacen en una prueba que ya no es una vieja conocida. Y que se llame ABAU (avaliación de bacharelato para o acceso á universidade) y no PAU (prueba de acceso a la universidad) no es el único cambio, por más que la Xunta y las universidades buscasen el hacerla lo más parecida al examen que había hasta ahora. Lo que sí tienen en común es la relevancia de la nota.

Y es que a pesar de que este año el sistema universitario gallego oferta 11.480 plazas de nuevo ingreso, que de sobras cubrirían los 10.550 matriculados inscritos en la prueba, no está garantizado el entrar en la carrera deseada, lo que en Galicia logran tres de cada cuatro candidatos. Ahí es donde no solo basta aprobar (lo que logra más del 90%), sino que una buena calificación se vuelve imprescindible, sobre todo cuando la nota de corte se elevó en más de 100 grados.

En este nuevo escenario, los estudiantes gallegos aspirarán a superar el "bien", que revalidaron los dos últimos años según las estadísticas del Ministerio de Educación. En la última PAU, la media de junio para los alumnos procedentes de Bachillerato fue de 6,14 en general y de 7,03 entre los que aprobaron, los que irán a la universidad.

La mala noticia es que esas medias están un poco por debajo de las estatales (6,50 y 7,22, respectivamente) y la buena, que los resultados de los estudiantes que se examinan en Galicia en la convocatoria ordinaria han mejorado y lo han hecho a un ritmo mayor que el del resto del país. Así, en 2013, los gallegos obtenían un 5,75 de media en junio, y que tres convocatorias después llegaban al 6,14, casi 0,4 puntos de diferencia, un 6% más. En el conjunto del país, se pasó de un 6,21 a un 6,5, 0,3 puntos más. Entre los aprobados, la mejoría es similar, un 2,2%. No obstante, para medio centenar de carreras de Galicia el 7,03 de media de los aprobados habría sido insuficiente, al ser inferior a la nota de corte.

La nueva ABAU, fruto de la aplicación de la Lomce, estaba concebida en principio como una reválida obligatoria para titularse en Bachillerato y no solo para acceder a la universidad, aunque al final con la negociación del pacto educativo haya derivado hacia un modelo muy similar al de las PAU.

Con "ajustes puntuales", eso sí, como aseguró ayer a Europa Press uno de los vicepresidentes de la CiUG, Pedro de Armas. Para empezar, entre las materias obligatorias, ya no se puede escoger entre Historia de la Filosofía e Historia de España, sino solo la segunda (que toca hoy a las 12.00 horas, tras el estreno con Lengua Castellana y Literatura) y se limita el examen del idioma extranjero al cursado de primera lengua.

Además aparece la obligación de examinarse de la troncal de modalidad según el Bachillerato elegido (Matemáticas, Latín, Fundamentos del Arte o Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales), que también valen para subir nota. En cambio, desaparecen otras que antes servían para arañar puntos en la fase específica, como Dibujo Artístico, Literatura Universal o Ciencias de la Tierra.

Por otro lado, los tres grupos de la oposición, a propuesta del PSdeG, pidieron ayer a la Xunta a que inste al Gobierno a elaborar una "normativa estable" que tenga vigencia "más allá de un curso de aplicación" para que el sistema de acceso a la universidad tenga un "marco de referencia seguro y estable" hasta que se apruebe el pacto de Estado por la educación. La propuesta fue rechazada por el PP.