El proyecto LIGO (unión de investigadores de 18 países), que ha permitido la detección directa de las ondulaciones del espacio-tiempo anticipadas hace un siglo por Einstein con su Teoría General de la Relatividad, obtuvo ayer el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica por haber dado respuesta a "uno de los desafíos más importantes de la física en toda su historia". Tres de los impulsores de este "reto tecnológico de primera magnitud", los físicos estadounidenses Rainer Weiss, Kip Thorne y Barry Barish también fueron reconocidos con este galardón fallado ayer Oviedo.

El acta del jurado incide en que con esta distinción se reconoce tanto el talante individual como colectivo de un proyecto investigador en el que trabajan más de un millar de investigadores de un centenar de instituciones e investigaciones de 18 países y que ha permitido "observar colisiones de agujeros negros muy masivos que ocurrieron hace más de mil millones de años". "La detección de ondas gravitacionales abre una nueva ventana para el estudio del universo que permitirá descubrir nuevos fenómenos y alcanzar regiones del espacio-tiempo no accesibles con las técnicas actuales", destaca el jurado.

Hasta ahora, la astronomía estaba basada en la luz, las ondas de radio o los rayos X mientras que ahora, las ondas gravitacionales (las ondulaciones que se dan en el espacio-tiempo) están llamadas a ganar terreno pojavascript:cargarFckEditor('pTexto');rque son absorbidas muy fácilmente por la materia existente, con lo que son prácticamente transparentes al universo.

Para su detección y estudio, los físicos Rainer Weiss y Dip S. Thorne, junto al recientemente fallecido Ronald Drever, propusieron en los años ochenta la construcción del Laboratorio de Interferometría de Ondas Gravitacionales (LIGO son sus siglas en inglés), observatorio que entre 1997 y 2006 estuvo dirigido por el tercer galardonado con este premio, Barry C. Barish.

"Es una alegría y un orgullo compartir el premio como miembro de LIGO, lo que significa compartirlo con excelentes científicos de todo el mundo. Obviamente, como colaboración de mil personas que somos, el trozo que nos corresponde individualmente es muy pequeñito, pero el esfuerzo individual sumado de todas estas personas lo que lleva al logro científico que hemos conseguido: abrir una nueva ventana a la observación del cosmos". Así se mostró -feliz y orgulloso- el físico gallego Juan Calderón Bustillo (Santiago, 1988), que lleva más de un año trabajando en el Georgia Institute of Technology y es miembro de LIGO, tras conocer el fallo del jurado del premio Princesa de Asturias. ¿Qué esperan encontrar a través de esa "nueva ventana"? El físico matiza: "Otros sistemas que esperamos poder detectar son las explosiones de supernovas, cuyo estallido produce una emisión descomunal de ondas gravitacionales, ondas continuas provenientes de estrellas de neutrones con pequeños defectos, y más adelante, las reliquias del Big Bang: un fondo cósmico de ondas gravitacionales".

El hallazgo premiado era la última predicción de Einstein que faltaba por observar de forma directa y los detectores del Observatorio LIGO en EEUU lo corroboraron hasta en tres ocasiones: detectaron ondas gravitacionales. "Estamos empezando a escuchar el Universo; lo hemos oído tres veces", reitera en ese sentido el gallego Juan Calderón Bustillo.