Se heredan, son estéticamente molestas y pueden deteriorar mucho la calidad de vida en estadios avanzados. Las varices, principal síntoma de la insuficiencia venosa crónica, afectan sobre todo a mujeres, con una prevalencia cercana al 70%, según el jefe de Cirugía Vascular de Povisa, Pablo Calvín. Se calcula que unos 2,5 millones de personas en España podrían padecer varices, lo que representa el 10% de la población adulta, aunque no hay estudios epidemiológicos. Las previsiones apuntan a que esta enfermedad aumente dado el incremento del sedentarismo.

Las varices pueden manifestarse ya a partir de los 20 años y son dilataciones permanentes de venas profundas o superficiales que tiene su origen en un mal funcionamiento de las válvulas de las venas que hace que la sangre se acumule en algunas zonas del cuerpo, siendo el lugar más habitual las piernas, donde las venas se dilatan y se vuelven visibles a través de la piel.

Dichas válvulas cooperan de forma decisiva para que la sangre circule desde el pie hacia el corazón, algo que no sucede en las venas varicosas, lo que hace de este no solo una cuestión estética, sino también un problema de salud que puede tener serias complicaciones. "Las varices pueden llegar a deteriorar mucho la calidad de vida en estados avanzados, donde ya estamos hablando de úlceras, es decir, de la rotura de las paredes de las venas por una elevada presión sanguínea, y que pueden tardar hasta un año en cerrarse. Además, si no controlamos el problema de hipertensión venosa, pueden volver a recidivar en el primer año hasta en un 30% de los casos", apunta.

La enfermedad venosa crónica puede presentar, además, otra sintomatología, como pesadez, cansancio, hinchazón y picor, que pueden agravarse durante los meses de verano. "El calor produce una vasodilatación. Si tenemos un vaso que funciona mal y hay una sobrecarga de sangre, y a esto le sumamos una vasodilatación, toda la sintomatología va a empeorar", afirma.

El diagnóstico precoz es fundamental para coger a tiempo la enfermedad y evitar sus manifestaciones más graves, aunque la derivación de estos pacientes al especialista es muy baja, según Calvín. "Hay poca difusión de guías clínicas y de criterios de derivación al especialista, que en España es apenas del 9%", concreta.

Además del carácter hereditario, contra el que no se puede actuar, hay una serie de factores que pueden agravar la enfermedad sobre los que sí se puede intervenir. "El sedentarismo, la obesidad, los embarazos y estar muchas horas en pie sin moverse pueden agravar la base hereditaria", advierte.

Llevar una dieta saludable y hacer ejercicio regularmente sirven para contrarrestar algunos de estos efectos. "Caminar ya es suficiente porque con él estamos moviendo los sistemas de drenaje de las piernas. Y si tenemos un trabajo en el que estamos muchas horas sentados o de pie sin movernos, podemos emplear una media elástica de compresión para que al final del día no lleguemos a casa con esa pesadez", explica.

También existen medidas posturales que pueden aliviar las molestias, como dormir con los pies un poco elevados y evitar cruzar las piernas cuando se está sentado. Pero a día de hoy, las varices no tienen una solución definitiva, aunque sí existen tratamientos farmacológicos para aliviar los síntomas que también se ha demostrado que tienen cierto efecto a la hora de restaurar las paredes de las venas varicosas para que no sigan deteriorándose.

"Si el tratamiento médico no es efectivo, habría que evaluar, a través de una ecografía dúplex, si se puede realizar una intervención quirúrgica", explica este cirujano vascular. Las dos opciones son la cirugía convencional, que consiste en extirpar las varices quirúrgicamente, y los tratamientos endovasculares, menos invasivos, y que se realizan a través de una punción en la vena, por la que se introduce un catéter. Sin embargo, esto no garantiza que reaparezcan.