"Cualquiera con mi historia, viviendo en una casa aislada en el campo a ocho kilómetros del único pueblo de una isla pequeña en un país que no es el mío, sin ningún familiar, trabajando con mi maltratador, viviendo en casa de mi maltratador, que controla todas mis entradas y salidas, con vecinos que me dicen que los trapos sucios se lavan en casa, no comenzaría una lucha legal sin apoyo ni recurso alguno". De este modo justifica la madre granadina Juana Rivas la demora en denunciar los malos tratos que presuntamente recibió por parte de su exmarido, el italiano Francesco Arcuri, con el que tiene dos hijos en común. Una situación que ha derivado en un complejo proceso judicial agravado después de que Rivas se diese a la fuga con sus dos hijos el pasado 26 de julio, para no entregárselos a su exmarido, condenado en 2009 por un delito de malos tratos.

La madre granadina, cuya causa recibió este lunes el apoyo de cientos de personas en una docena de concentraciones registradas en ciudades de toda España (entre ellas A Coruña), relata en una misiva -fechada este lunes y hecha pública ayer junto a la primera foto que se difunde junto a sus hijos tras la controvertida huida- los presuntos malos tratos de los que acusa a su exmarido. "Me decía los peores insultos y me escupía a la cara delante de los niños", asegura la granadina, quien asegura que "son infinitas las veces que en mi mente se reproducen las imágenes de mis hijos aterrorizados abrazándome en llantos inconsolables; no comprendían qué pasaba y sentían mucho miedo".

Siempre según el relato de Rivas, las agresiones e insultos se sucedían en la vivienda familiar de Carloforte, en la isla italiana de Cerdeña, llegando incluso a afectar a los menores. "Mi hijo seguía a su padre cuando éste me encerraba para ver dónde escondía las llaves tanto de casas como del coche y él, pobrecito mío, en muchas ocasiones me las traía y me decía que me escapara", sostiene Juana Rivas. Una actitud que, asegura la granadina, habría movido a Arcuri a castigar a sus vástagos, con golpes o de otras maneras: "Un día Francesco dejó a nuestro hijo mayor encerrado fuera, en el campo, sin luz y con mucho frío durante dos horas que yo bajé al pueblo, algo que hacía para hacerme daño a mí, para que no saliera".

Estos presuntos malos tratos son los que llevaron a Juana Rivas a denunciar a su exmarido nada más retornar a España, hace ya un año, aunque el proceso judicial se ha dilatado de manera inesperada, algo que achaca a la ineficacia de los sucesivos jueces que han llevado su caso. "La denuncia de malos tratos, que tenía que haber llegado a Italia hace más de un año todavía no ha salido de España", denuncia Rivas.

"Desde que vine a España siempre, por el bien de mis hijos, he estado dispuesta a llegar a un acuerdo pero siempre su respuesta fue que por encima de todo yo tenía que volver a Italia", relata Rivas. Estos intentos de alcanzar un acuerdo con Arcuri no fructificaron, a decir de la granadina por el nulo interés del italiano: "A las citaciones a las que no vino, a las llamadas de mi abogada a las que no contestó, a los meses de pesadilla intentando formalizar la custodia de mi hijo, su respuesta fue presentar una demanda internacional como si yo hubiera raptado a los niños".

La lentitud de la justicia a la hora de tramitar su denuncia llevaron a la granadina a fugarse, para no tener que entregar a sus hijos a su exmarido, algo a lo que estaba obligada el pasado 26 de julio por un requerimiento judicial: "Lo que estoy haciendo no es un desafío, es supervivencia".