La financiación por resultados en la enseñanza superior gallega es menguante, aunque uno de los retos con que nació el Plan de Financiación de las Universidades gallegas 2016-2020, con un montante de 2.478 millones de euros, era precisamente incrementar el porcentaje de la tarta de fondos que se reparte en función del cumplimiento de objetivos. Si con al anterior plan era el 30%, la pretensión era arrancar el año pasado con el 34% y terminar en 2020 con el 40%. Se trata de un modo de estimular la competencia entre campus y premiar a quienes mejor lo hacen en la búsqueda por la excelencia. De paso se fuerza a quienes se duermen en los laurales a ponerse las pilas. Sin embargo, el año pasado la financiación en función de objetivos rondó "el 28%".

¿Por qué solo este porcentaje? Porque la Xunta, en el fondo de financiación por resultados, "incluye partidas que poco o nada tienen que ver con la financiación basada en objetivos" y así "la financiación pura por resultados se reduce claramente por debajo del objetivo inicialmente previsto", advierten en un estudio publicado por la Revista Galega de Economía los expertos Alberto Vaquero, profesor de Economía Aplicada de la Universidade de Vigo, y Sara Fernández López, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidade de Vigo.

La financiación de los Consellos Sociais, de la Axencia para a Calidade do Sistema Universitario, del Centro de Supercomputación de Galicia o del Consorcio de Bibliotecas no puede computarse como recursos que se distribuyen en función del cumplimiento de objetivos, apuntan Vaquero y Sara Fernández. Tampoco son financiación por resultados los 24 millones que la Consellería de Educación reparte entre los campus para compensar que las matrículas gallegas son de las más baratas de España, observan ambos académicos.

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En el estudio sobre "las luces y sombras" del nuevo plan de financiación para la enseñanza superior en Galicia, pactado por la Xunta con los tres rectores, también se considera "cuestionable" la no inclusión como criterios para calcular el reparto de fondos por objetivos de cuestiones como "la relación entre empresa y universidad", "la adaptación de las universidades a las necesidades sociales" o "la potenciación de los campus no centrales", según indica el informe que acaba de ser publicado.

Educación apostó por la investigación, y los esfuerzos que las universidades hacen en I+D son los que más determinan si reciben más recursos o no. A Vaquero y Sara Fernández también les llama atención que la apuesta por la internacionalización ha perdido peso como criterio en la adjudicación de fondos que reciben las universidades gallegas.

Por otra parte, estos expertos gallegos advierten de que el plan tal como está concebido no tiene en cuenta "la fuerte limitación" que supone "el menor tamaño" de unas universidades frente a otras, al captar por ejemplo talento investigador o ingresos por investigación. Cuestionan que universidades "con una dotación de medios diferentes compitan en igualdad de circunstancias".

Reparto desigual

Los planes de financiación universitaria siempre han suscitado cierta polémica y discusión entre los rectores y la administración porque los campus no siempre estaban de acuerdo con la cantidad recibida. Es el caso de A Coruña, donde la entidad presentó un recurso ante el Tribunal Superior de Xustiza al considerar que la Xunta incumplía el plan de financiamiento aprobado en 2010 y a la que reclamaba 7,5 millones. El tribunal le dio la razón y obligó al Gobierno gallego a recalcular el reparto de fondos entre 2011 y 2015.