Encontrar la belleza a partir de la imaginación sin tener una referencia tangible es una cualidad digna de mención. Para el director francés Luc Besson, la ciencia ficción es un lienzo en blanco donde es capaz de dibujar civilizaciones y seres de más allá de las estrellas que no defraudan. El Quinto Elemento marcó el inicio de un género desconocido para el director en el que se graduó con honores. Valerian y la ciudad de los mil planetas supone su nueva aventura espacial. Una adaptación del cómic galo Valerian y Laurine que combina un trabajado relato visual con un guión que hace aguas a medida que avanza el metraje. El entorno digital sobrepasa con creces al real con alienígenas y mundos que eclipsan la actuación (por llamarlo de alguna manera) de Dane DeHaan y Cara Delevingne.

La pareja protagonista debe salvar la galaxia de una amenaza oculta enfrentándose a todo tipo de peligros a la vez que consolida una forzada relación amorosa. Cara Delevingne presenta una interpretación tan plana como la que se pudo ver en Escuadrón Suicida. Un intento de ruda heroína, incapaz de alterar el gesto, que no sabe ni resultar graciosa, ni mostrar autoridad cuando toca. No le ayuda un guión superficial que no está a la altura de la estética que aparece en pantalla. No obstante, lo realmente espeluznante aparece con la intervención de Rihanna. Hollywood tiene esa desesperante manía de querer incorporar cantantes a películas juveniles para que se luzcan individualmente. En sus innecesarios dos minutos de gloria, la artista desata todas sus habilidades como bailarina ante un joven Valerian que olvida de repente que está salvando a la mujer a la que ama. Entre modelitos apretados, la aparición de Rihanna es un paréntesis de relleno en la trama con una conclusión dramática hecha con prisas. Mención especial a un sobreactuado Clive Owen como un malvado comandante al que parece que también se le ha olvidado alterar la expresión de sus rostro.

Valerian y la ciudad de los mil planetas podría haber sido mucho más de lo que es si se hubiesen cuidado los diálogos del mismo modo que su estética. Mejor nos quedamos en el planeta Tierra.