Los gallegos no solo pasan en torno a una cuarta parte de su vida en las aulas, sino que además se toman muy en serio sus obligaciones académicas. El último informe PISA puso de manifiesto que, al margen de las clases, los estudiantes de 15 años -el colectivo que se analiza en las pruebas estándar de la OCDE- todavía dedican 19 horas cada semana a tareas escolares en casa, lo que se traduce en 2 horas y 42 minutos por día y en total en 30 minutos más que la media española concentrados en repasar, ir a clases de refuerzo o hacer los deberes. No es el único aspecto en el que parecen más serios y responsables que la media.

PISA también aprovecha la prueba para analizar el absentismo escolar y les pregunta a quienes más saben del asunto: los propios estudiantes: "¿Has faltado un día entero a clase durante las dos semanas previas al examen?" Y la abrumadora respuesta de los chicos gallegos, un 84,1%, porcentaje que gana por oleada sobre el resto de sus homólogos autonómicos, es no. Solo un 13% concede que lo hizo "una o dos veces", el menor porcentaje del país. Por el contrario, solo para un 3% de los escolares se ha convertido en una práctica habitual (tres o más veces).

Pero quizás ir al extremo de faltar un día puede resultar excesivo. ¿Qué hay de los que se saltan algunas clases? El esquema se repite: un 78,2% (el porcentaje más alto, otra vez) asegura que nunca prescinde de una hora lectiva mientras que un 17,1% (también la menor cifra) se escaquea una o dos veces. Solo un escaso 5% lo ha transformado en algo que puede parecerse a una costumbre.

Finalmente, PISA les pregunta cómo llevan la puntualidad. En ese caso, los estudiantes en general se ven un poco más relajados. Solo un 51,2% se atreve a presentarse sin mácula. Una tercera parte -el 31%- confiesa haber llegado tarde al "cole" alguna vez (y, curiosamente, esta vez se trata del porcentaje más elevado del país) y casi uno de cada cinco se declara reincidente.

El que los alumnos gallegos sean tan cumplidores no impide que, en cambio, estén a la cola en lo que PISA analiza como "ambición". Menos de la mitad se considera una persona ambiciosa aunque como sus compañeros de todo el país se sienten motivados para esforzarse en clase y así poder elegir las mejores oportunidades cuando se gradúen (el 94,4%).

Para lograrlo no dudan en hincar los codos si hace falta. El último estudio del Instituto Galego de Estatística realizado al respecto permite constatar que en edades previas, de 3 a 12 años, casi uno de cada cinco niños acude a clases particulares o academias además de cumplir con el horario de su centro educativo, donde una gran parte -unos 30.000 según el estudio- de los escolares de estas edades se pasan más de 35 horas semanales.