Cardiólogos participantes en el Congreso Europeo de Cardiología que se celebra estos días en Barcelona reclamaron ayer un mayor uso global de la polipíldora cardiovascular, que actualmente solo está aprobada y comercializada en 50 países, como parte de una estrategia de salud pública para la prevención de eventos cardiovasculares.

El fármaco combina la atorvastatina, el ácido acetilsalicílico y el ramipril-5, tres principios activos indicados según las guías de práctica clínica en pacientes que han sufrido un evento cardiovascular previo, como un infarto o un ictus.

El director general del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, Valentín Fuster, considera que el medicamento sigue siendo una asignatura pendiente por parte de los profesionales y las autoridades sanitarias: "El uso de polipíldora debería ser una estrategia de salud pública porque ayudaría a optimizar el tratamiento y la prevención de estas dolencias".