La poesía anglosajona ha perdido a uno de sus grandes referentes. John Ashbery, considerado el mayor poeta estadounidense del último medio siglo, falleció en la tarde noche del pasado domingo, a los 90 años, en la localidad neoyorquina de Hudson. Su muerte se debe a causas naturales, según reveló a los medios su marido, David Kermani.

Punta de lanza de la Escuela poética de Nueva York, Ashbery era el último exponente de la gran lírica americana heredera de Walt Whitman. Formado en las universidades de Harvard y Columbia, su dimensión como poeta se vislumbra a partir de la publicación, en el año 1975, de Autorretrato en espejo convexo, con el que ganó el premio Pulitzer, el Premio de la Crítica y el Premio Nacional del Libro de Estados Unidos, los tres galardones más prestigiosos del país.

En paralelo a su actividad como poeta, John Ashbery ejerció la crítica y el columnismo, escribió ensayos, tradujo al inglés la obra de poetas franceses como Pierre Martory o Arthur Rimbaud y, desde 1980, impartió clases en diversas instituciones, como el Brooklyn College o la Universidad de Harvard. Su obra está marcada por la influencia de las vanguardias artísticas, especialmente el expresionismo abstracto, por la componente sensorial de sus poemas y por la sugerente mixtura entre la considerada alta cultura y la popular.

Medalla de Humanidades

Convertido en todo un referente de la literatura norteamericana, Ashbery alcanzaría el estatus de auténtica conciencia poética de la nación, como un genuino representante de los valores cívicos más elementales asociados al espíritu estadounidense, como son la defensa de la libertad, el respeto a la democracia y la fe en la convivencia.

La posición preeminente del neoyorquino en las letras norteamericanas quedó de manifiesto en el año 2012, cuando el expresidente Barack Obama le impuso la Medalla Nacional de las Humanidades.