Sufrir una diarrea no es infrecuente, en cualquier momento y a cualquier edad, pero en verano (aunque ya nos parezca lejano) aumentan las probabilidades de padecerla porque el calor puede estropear la comida. También beber en lugares inadecuados genera este incómodo problema. Las causas son diversas y es necesario acudir al médico para que determine los motivos y paute el tratamiento indicado. Tómatelo con calma? especialmente si te pilla fuera de casa.

La diarrea también llamada en ocasiones gastroenteritis cursa con unos síntomas fácilmente reconocibles en función de la causa que la ocasiona. Podemos destacar: fiebre, vómitos, heces líquidas, dolor de barriga, retortijones, cansancio y malestar general. El paciente se siente muy mal, agotado e incómodo, por lo que su calidad de vida está muy mermada.

La causa más frecuente es la infección vírica en cualquier momento del año y que suele deberse principalmente a los distintos grupos de Rotavirus (de la que existen vacunas que debe indicar tu pediatra). Es uno de los problemas a los que se enfrentan los niños pequeños en las guarderías y colegios y preocupa mucho a los padres. También puedes padecerla cuando un alimento te sienta mal porque se encuentra en mal estado (por efecto de las altas temperaturas, por ejemplo) o eres intolerante sin saberlo (lactosa, gluten, etc.)

Suele resolverse sin causar problemas serios, pero existe un cierto riesgo de deshidratación debido a la pérdida de agua y electrolitos en las deposiciones líquidas, los vómitos, el sudor, etc. que debe ser evitada. Aunque la deshidratación inicialmente no da síntomas, a medida que progresa aparecen, entre otros: sed, irritabilidad, inquietud, piel arrugada y ojos hundidos. Con el tiempo se presentan: adormecimiento, imposibilidad de hacer pis, ausencia de lágrimas, lengua seca, extremidades frías y húmedas, pulso rápido y débil, jadeos, etc. Es imprescindible acudir al hospital en la primera fase para que el médico valore la situación y evitar llegar a un punto en el que sea más complicada especialmente en niños y ancianos.

A nivel preventivo, lo recomendable sería:

-Mejorar la higiene personal y los hábitos higiénicos de los cuidadores para evitar contagios y reinfecciones (lavarse muy bien las manos tras el cambio de pañal).

-Evitar el consumo de alimentos cuyo origen es desconocido o contienen salsas con huevo, yogur, nata, etc. de los que no se controle la temperatura a la que han sido conservados.

-No beber de fuentes sin control aunque parezca un "agua muy clara de montaña". Elegir agua embotellada y usarla incluso para lavarse los dientes o preparar hielo.

-Cuidar mucho la higiene del enfermo para evitar el contagio.

-Transportar adecuadamente los alimentos que compres en cualquier punto de venta. Utiliza las bolsas de congelados? e intenta llegar al congelador cuanto antes.

-Transportar en recipientes adecuados y a temperatura correcta los alimentos que lleves a la playa o al campo. No olvides mantener la temperatura adecuada usando una nevera portátil por ejemplo.

Si ya sufres diarrea, se recomienda:

-Acudir al médico para que indique las pautas concretas. Inicialmente suelen indicar la necesidad de mantener hidratado al paciente, introduciendo pocos días después y en función del estado del paciente ciertos alimentos cocidos. No desesperes, poco a poco volverás a la normalidad.

-Administrar líquidos en pequeñas dosis (sorbos) y con mucha frecuencia para hidratarle adecuadamente. Están indicados el agua hervida, los líquidos frescos y los sueros orales prescritos por el especialista.

-Seguir la dieta indicada por el médico. Suele recomendarse arroz, pollo, zanahoria, etc. bien cocidos y manzana o pera (al natural o cocidos). Puedes beber agua con limón, té, etc.

No olvides los "remedios de la abuela", es decir, algunos alimentos tradicionalmente conocidos que reducen la motilidad intestinal y la evacuación y protegen la mucosa del aparato digestivo que se ve afectada por la diarrea. Podemos destacar: té, arroz, zanahoria, pollo, pescado, patata, etc., mejor cocidos y evitando el aceite todo lo posible. Muy recomendable beber agua de arroz preparada cociendo una parte de arroz en tres de agua, se hierve un cuarto de hora, se cuela, se deja enfriar y se consume.

Se recomienda evitar los lácteos, los alimentos con fibra (verduras, kiwi, etc.) y las harinas (pan, pasta, etc.). Estos elementos se irán añadiendo al menú según las indicaciones del médico y el estado del paciente para evitar recaídas problemáticas. No te automediques porque el proceso suele ser corto y puedes perjudicar tu recuperación si consumes algo inadecuado.