Con la presencia en primera fila de Marta Ortega, heredera del imperio Inditex, Roberto Torretta presentó una colección más comercial, con siluetas despegadas y de mayor volumen que en otras ocasiones, pero fiel a la feminidad sensual y sofisticada que ha identificado su firma. "He planteado un trabajo con distintos largos y siluetas", explicó el diseñador, arropado durante el desfile por su hijo, Carlos Torretta, que acudió con su pareja, Marta Ortega, quien aplaudió la colección, aunque, discreta como siempre, prefirió no pronunciarse.

Consecuente con las necesidades del mercado, Torretta divide el arte de vestir en dos momentos del día. Para la mañana, una estética joven y fresca a base de vestidos, blusas, camisas y pantalones, "pieza importante que confeccionamos en versión pitillo y también oversize", detalló Torretta durante la tercera jornada de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, que cuenta con Inditex entre sus patrocinadores.

Abrió el desfile un vestido de napa de tirantes en rojo fresa, una poética pieza que cedió el paso a siluetas ajustadas y faldas desestructuradas. El diseñador argentino domina el patronaje y lo demuestra en siluetas más cortas y drapeadas, así como plisados, mangas abullonadas o los cortes limpios y muy estudiados que dan vida a minichalecos de piel. Regresa el jersey, una pieza que había caído en el olvido, y el vestido anudado al cuello, que ofrece movilidad y confort a la hora de salir corriendo a la oficina. Tejidos como el crepé, el raso, el lamé o la seda configuran una amalgama de tejidos que, en ocasiones, aparecen con motivos geométricos de buen tamaño, un punto fuerte y también novedoso de la colección.

Roberto Torretta demuestra que vestir la noche con pronunciados escotes en el pecho y en la espalda trazados en vestidos metalizados, que recuerdan la época de Paco Rabanne, son tan elegantes como combinar una chaqueta de esmoquin con unos pantalones de malla plateada. En el desfile se vieron pocos complementos, cinturones, gafas de sol XXL, sandalias de altísimo tacón y joyas de Areta Mata.

Paloma Álvarez y Juanjo Manez, al frente de la firma Malne, presentaron una colección en la que, un ejercicio de estilismo fagocitó una costura con vocación de instalarse en palacios, grandes salones y alfombras rojas. "No pensamos en ninguna mujer a la hora de crear, trabajamos para vestir a todas", dijo Manez, mientras desveló que la actriz Lindsay Lohan, presente en el desfile, acaba de "comprar uno de nuestros diseños, una chaqueta azul marino con una pronunciada apertura en la espalda".

Sobre la pasarela se vieron muchísimas propuestas para la noche, vestidos y conjuntos de aire lujoso que la firma ha trabajado con la idea de que perduren en el tiempo, "que pasen de madres a hijas".

Antes, Menchén Tomás mezcló rayas y flores de distintos tamaños en una colección que arrancó con un vestido de tirantes y continuó con una serie blanca en la que se vieron piezas plisadas de fantasía, conjuntado con vistosos botines de piel coloreados en rosa empolvado, verde oliva o amarillo curry.

Fuera del recinto de Ifema, en el mercado de Antón Martín, Pepa Salazar, presentó un trabajo ecléctico realizado con prendas viejas que le cedió la firma Nike y que, después de descoserlas y reutilizarlas, alumbró una colección de corte urbano. También Juan Carlos Pajares mostró su último trabajo, una colección femenina y deportiva que destila optimismo.