El porcentaje de personas de entre 25 y 64 años que sigue algún tipo de educación o formación en España, es decir, que lleva a cabo un aprendizaje permanente, se ha ido reduciendo en la última década prácticamente todos los años, y en 2016 ha llegado a su nivel más bajo: el 9,4%. Una tasa similar a la que se registra en la comunidad gallega, donde el 9,2% de adultos continúa con su formación, lo que la sitúa como la octava comunidad con más personas en esta situación.

A pesar de las recomendaciones europeas para fomentar el aprendizaje a lo largo de la vida y de haberse propuesto como objetivo la UE llegar al 15% en 2020, en España no aumenta la participación de la población adulta en procesos de mejora de su formación, cualificación y actualización, tanto en sistemas formales de educación como a través de otras actividades no formales. Después de varios años en un porcentaje entre el 10,7 y el 10,8% (de 2006 a 2009), el dato mejoró al 11,2% en 2010, y llegó al 11,4% en 2013 para empezar a bajar y llegar el pasado año al 9,4%. En la UE, en cambio, en 2016 el dato era de 10,8%, destacando el porcentaje de los países nórdicos: Suecia (29,6%), Dinamarca (27,7%) y Finlandia (26,4 %). En el extremo opuesto están Rumanía (1,2%) y Bulgaria (2,2%).

Los datos están recogidos en el reciente informe Sistema estatal de indicadores de la Educación, edición 2017 del Ministerio de Educación. Entre los adultos españoles que participan en algún tipo de aprendizaje, las mujeres son las que lo hacen en mayor medida: en un 10,2% frente al 8,6% de los hombres. Por comunidades, Navarra y País Vasco, en la que más adultos se forman.