Falta de concentración que les impide atender correctamente en clase, problemas para calcular los tiempos que les lleva a no terminar los exámenes, dificultades para controlar los impulsos (contestan antes de tiempo o se levantan sin permiso) o problemas conductuales (balancearse en el pupitre, ir a afilar continuamente...) son algunas de las características de los alumnos con trastorno de déficit de atención que puede ir unido o no a hiperactividad (TDAH). Unos síntomas que, de no recibir el apoyo educativo adecuado en clase, hacen que el alumno pueda tener malos resultados académicos.

"Estos alumnos deben estar siempre delante y alejados de las ventanas para que no se despisten con ningún estímulo y como tienen problemas para concentrarse conviene que el profesor les de un toque en el hombro, o mantenga contacto visual con ellos para comprobar que efectivamente están siguiendo la clase. Además deben llevar apuntados los deberes en una agenda", indica la presidenta de la Anhida Coruña, Pilar Castiñeiras, quien reconoce que parte de estas pautas también deben aplicarse en casa. "Precisan la supervisión de alguien para hacer los deberes y hay que dejar fuera todo tipo de estímulos, teléfonos, etc. y poco a poco dejarles cada vez más tiempo para que realicen solos las tareas", indica Castiñeiras, quien recuerda que si a alguien le lleva "media hora hacer los deberes, a ellos tres porque se despisten con cualquier cosa".

Reconoce que cada vez hay más concienciación entre el profesorado —muchos ya le envían por WhatsApp los deberes a los padres—, pero que todavía queda por hacer. "Hay un decreto de la Xunta, pero no es obligatorio, solo si el profesor quiere lo sigue", sostiene.