El síndrome de Asperger es un trastorno del espectro autista que afecta principalmente a las habilidades sociales y de comunicación de los afectados y que, en el ámbito educativo, se traduce en problemas "a nivel académico, social y conductual", explica la psicóloga y directora del área técnica de la Asociación Galega de Asperger (Asperga), Verónica Santiso.

"Son niños con un coeficiente intelectual normal, pero tienen dificultades de planificación y ordenación. Por ejemplo, si en un examen hay un pregunta abierta, de desarrollar no saben bien cómo estructurar la respuesta y ponen datos sin conexión. Una medida de apoyo, por tanto, sería hacer exámenes tipo test o que en cada pregunta se especifique qué hay que cuestiones quieren que se respondan", indica Santiso, quien tiene claro que para ayudar a esto niños "hay que adaptar la metodología de enseñanza, romper con la rigidez a la hora de dar clase". "Son medidas que para los niños con Asperger son esenciales y que para el resto pueden ser positivas, no perjudican a nadie", indica.

Entre ellas destaca que el profesor utilice recursos visuales y no tantos documentos escritos, que en la pizarra se escriban los deberes para el día siguiente y así los niños los anoten en una agenda, que se les den esquemas para fijar los contenidos importantes de un tema o que a la hora de un examen pueden tener algo más de tiempo.

Pero el Asperger también supone limitaciones a nivel social. "Tienen dificultades con las habilidades sociales y uno de los momentos más importantes para socializar es el recreo, conviene que se organicen juegos inclusivos o actividades para animarles a formar parte del grupo y que se mantenga la vigilancia ya que estos alumnos son más vulnerables al acoso", indica.

Desde Asperga reclaman más formación para "concienciar a toda la comunidad educativa" sobre las necesidades de estos alumnos y "más recursos" para poder poner en marcha estas medidas de apoyo.