El papa Franciscoque afectan a Europa. Así lo afirmó el pasado viernes el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, en referencia al foro de diálogo sobre el futuro de la Unión Europea que se ha celebrado en el Vaticano. Según la Santa Sede, Parolin afirmó que "el resultado del referéndum británico del año pasado y las presiones disgregadoras que atraviesa el continente han llevado al Papa a considerar la urgencia de favorecer una reflexión aún más amplia y cuidadosa sobre toda Europa y sobre la dirección que esta -incluso más allá de las fronteras de la UE- tiene intención de emprender".

En declaraciones realizadas a puerta cerrada en el Vaticano, y recogidas por Efe , Parolin también explicó que el Papa está preocupado por "el avance del populismo y el retorno de los nacionalismos, el paro o los problemas medioambientales". "La Santa Sede ha mirado desde el principio con interés y respeto el proyecto de integración europea" y apostó por una UE en la que "la unidad prevalezca sobre el conflicto", apuntó.

El papa Francisco ofreció un discurso en el Vaticano a los participantes de un foro de diálogo sobre el futuro de la Unión en el que cargó contra "las lógicas particulares y nacionales" en Europa y defendió el diálogo en la política para impedir que "formaciones extremistas y populistas" hagan "de la protesta el corazón de su mensaje".

También apostó por el diálogo en la política y afirmó que en su ausencia "encuentran terreno fértil" las formaciones "extremistas y populistas que hacen de la protesta el corazón de su mensaje político, sin ofrecer un proyecto político como alternativa constructiva".

No es la primera vez que un Papa se pronuncia claramente contra los nacionalismos exacerbados. Este año se ha cumplido el 80 aniversario de la encíclica Mit brennender sorge ( en español, Con ardiente inquietud), con la que Pío XI sentó las bases de la lucha de la Iglesia contra el nazismo. Entre otros aspectos, como las leyes raciales, el odio y la mentira, Pío XI criticó el adoctrinamiento nacionalista: "Ninguno de los que hoy oprimen vuestro derecho a la educación y pretenden sustituiros en vuestros deberes de educadores podrá responder por vosotros al Juez Eterno" ( Mit brennender Sorge, 48).

Su sucesor, Pío XII, llevó a la práctica las enseñanzas de la encíclica y se opuso frontalmente a Hitler, participando en varios complots para derrocarle.

Más recientemente, Juan Pablo II, que sufrió el nazismo en su Polonia natal, llamó a "superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros de separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación" en un mensaje a los obispos italianos el 6 de enero de 1994. Al año siguiente afirmó en la ONU que el nacionalismo, especialmente en sus expresiones más radicales, "se opone por tanto al verdadero patriotismo". "Debemos empeñarnos en hacer que el nacionalismo exacerbado no continúe proponiendo con formas nuevas las aberraciones del totalitarismo", destacó.

Al inicio de su pontificado, en 1978, el papa Wojty?a dirigió una carta a sus compatriotas polacos en la que distinguía entre patriotismo y nacionalismo: "El amor de la patria nos une y debe unirnos por encima de cualquier divergencia. Esto nada tiene que ver con un rígido nacionalismo o chovinismo, sino que surge de la ley del corazón humano".

Su sucesor, Benedicto XVI, advirtió sobre "el nacionalismo, el tribalismo exacerbado y estéril que puede llegar a ser funesto". Mucho antes de ser cardenal, Joseph Ratzinger escribió el ensayo titulado "¿Por qué pertenezco en la Iglesia?," en el que advertía que "en medio de un mundo que tiende a la unidad, la Iglesia se dispersa en resentimientos nacionalistas, en la exaltación de lo propio y en la denigración de lo ajeno". Para actual Papa emérito, "el bien común de la sociedad es uno de los innegociables para todo católico", por lo que, en consonancia con la Doctrina Social de la Iglesia, el bien común de 47 millones de españoles primaría sobre el bien de los secesionistas.