"Voy a ver a mis niños". Con la voz embargada por la emoción, Juana Rivas anunciaba así ayer, a las puertas del Tribunal de Cagliari (Italia), su ansiada reunión con sus hijos de 3 y 11 años. Un encuentro postergado desde el pasado 28 de agosto, cuando la mujer de Maracena (Granada) entregó a los niños a su expareja, el italiano Francesco Arcuri, tras pasar casi un mes en paradero desconocido para evitar que los menores retornasen con su padre, al que acusa de malos tratos y que en el año 2009 fue condenado por un delito de lesiones, tras agredir a su expareja.

La fuga de Rivas tuvo en vilo a la sociedad española este verano. Pero el proceso por la custodia de sus hijos, lejos de acabar con la entrega de los menores a su padre, ha seguido en los tribunales de España e Italia. Ayer, en Cagliari, se celebró la primera vista del proceso, en el que fue también el reencuentro de Rivas y su expareja tras la mediática fuga de la española con los menores.

La vista venía caliente después de que, en la víspera, Arcuri no entregase a los niños a Juana Rivas, que tenía derecho a reunirse con ellos durante su estancia en Italia. Los abogados del italiano aseguran que Rivas y sus representantes legales no avisaron con la suficiente antelación de la hora de su llegada a Cerdeña. Finalmente, la mediación del juez ha propiciado que la española pueda pasar un día con sus hijos, a los que deberá entregar a su padre esta tarde, a las 15.00 horas.