Podría decirse que los perfiles de las redes sociales son eternos. O casi. Al menos, sobreviven a quienes representaban en vida y es que, tras fallecer el usuario, su imagen online continúa en el universo virtual. Por ello, no es extraño que cualquiera pueda recibir una alerta en su cuenta informando de que alguien ha felicitado por su cumpleaños a uno de su contactos, fallecido hace años. Y no es que haya resucitado, es que para la red no murió nunca; sigue vivo, aunque inactivo.

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