Cuando alguien está 24 horas al día cuidando de una persona dependiente, a veces se sobrecarga y claudica. "Eso el síndrome de estar quemado", matizan desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). Por un lado, se viene abajo físicamente porque la carga de trabajo es inmensa y, por otro lado, emocionalmente, porque "están cuidando a una persona que, en muchos casos, precisa una atención permanente". La SEGG ha editado un manual con consejos para tratar de evitar esa sobrecarga:

Cuidarse para cuidador. Si el cuidador enferma la persona a su cargo se queda sin atención, por ello es fundamental seguir pautas como visitar de forma periódica al médico, evitar el aislamiento social, ya que es básico para encontrar apoyo ante las demandas diarias, pedir ayuda cuando es necesario y valorar la función de cuidador que se está ejerciendo.

Fomentar la autonomía del familiar. En cuestiones de higiene hay que saber qué puede y qué no puede realizar de forma autónoma la persona a la que se cuida y promover esta autonomía. Vestirse, comer o cuidar de su aseo repercuten en la autoestima del familiar y en su salud. Si el cuidador debe ocuparse de estas cuestiones, el manual le ayudará a saber cómo realizar cada una de ellas para facilitar la tarea.

Vigilar el sueño y estar atento a la alimentación. La falta de apetito o la pérdida de peso son indicios de que algo sucede y el cuidador debe saber reconocer estos indicadores para consultarlos con el médico. La dieta es fundamental para evitar que aparezcan trastornos como el estreñimiento y se deben seguir pautas al alimentar al dependiente como no hacerlo cuando está tumbado.

Desarrollar habilidades de comunicación. Existen cuestiones muy prácticas como evitar hablar con el mayor cuando está enfadado o cansado, saber reaccionar ante muestras de agresividad o actuar de forma adecuada ante posibles alucinaciones. El médico es una vez más el mejor aliado para poder tomar la actitud más adecuada a la situación por eso acudir a su consulta es clave.

Conocer la medicación y cómo conservarla. El cuidador cuenta con el apoyo de médicos y enfermeros para ayudarle y afrontará mejor las situaciones que se le presenten con el mayor si reúne toda la información necesaria para ello.

Manejar las caídas. Un hogar adaptado evitará muchos de los accidentes comunes y si además el cuidador sabe cómo movilizar al familiar cuando haya sido inevitable su caída, evitará lesiones propias y empeorar las existentes en el mayor.

Estar informado. Conocer las figuras jurídicas para ejercer la tutoría del mayor o cómo acceder a las ayudas administrativas son otra asignatura importante para el cuidador. En la página web de la SEGG podrá encontrar respuesta a muchas de estas cuestiones.