Es un documento "único", con elementos estéticos del cine y un estilo "menos propagandístico" de lo esperado para un trabajo encargado por los nazis para mostrar el día a día en un campo de concentración. Por eso, los filmes Westerbork forman ya parte del Registro de la Memoria del Mundo de la Unesco, según explica el experto del Instituto Holandés de Imagen Hans van der Windt.