No todos los adultos tutelados lo son el mismo grado. Más de la mitad de los 3.436 adultos que dependen de la Funga sí lo hacen de manera total porque se considera que su capacidad para obrar está afectada de manera importante, ya sea por una enfermedad física o psíquica. Son 1.863 del total, a los que probablemente se sumen otros 172 que están en el proceso de pretutela en este momento. Si la afectación a su autogobierno no es tan importante, entra en la categoría de curatela. En este caso, la persona es capaz de manifestar su voluntad y la Funga le presta apoyo para su ejecución pero sin ser su representante legal. 322 adultos se encuentran este año bajo esta fórmula.

El segundo grupo más importante son las defensas judiciales, que consisten en defender a una persona inmersa en un proceso judicial que decida su capacidad, pero no comparecieron o no contestaron en 20 días. Esta figura se utiliza también en conflictos entre tutor y personas tutelada. Durante este año se han contabilizado 760.

La fundación también se hace cargo de la administración de bienes de 36 adultos. Además, la Funga se ha hecho cargo de 283 personas a lo largo de este año que han causado baja, bien por fallecimiento, porque se les ha nombrado otro tutor o han recobrado judicialmente su custodia.