"El gasto público en universidades está en España por debajo del 1%, mientras que la media de la OCDE es del 1,33%. Y no solo eso. El último informe sobre aportación al desarrollo de las universidades de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD) alerta de que cada vez nos alejamos más de las medias de los países de nuestro entorno", advierte Antonio Abril. "Estamos ante una deriva suicida que se ha de rectificar urgentemente. La excelencia tiene un coste. Hay que elevar el rango de jerarquía de las universidades dentro de los criterios de determinación del gasto público en España. Un país que no invierte en educación y en sus universidades está comprometiendo su futuro", subraya.

- Las universidades españolas dependen, en exceso, de las transferencias corrientes y de capital del sector público. Con casi el 90% del presupuesto comprometido se garantiza la supervivencia, pero no la excelencia. ¿Cómo se puede revertir esa asfixia financiera?

-Hay que trabajar las fuentes alternativas de financiación, como los concursos competitivos de I+D+i, y modificar el sistema de incentivos en la carrera universitaria, que está demasiado orientada hacia los méritos por publicación. España es una gran potencia mundial en publicaciones científicas, pero convendría reorientar mucho de lo que hoy es comunicación científica a transferencia de resultados al sector productivo.

- Otra posible vía de financiación es el mecenazgo empresarial. En la Universidade da Coruña, pasó de 600.000 a 1,2 millones de euros en el último año, con el programa 'In Talent' de Inditex como principal motor. Este caso es, no obstante, anecdótico. ¿Por qué no funciona esta fórmula en España?

-En el mundo anglosajón vemos grandes ejemplos pero en España, de momento, esta alternativa de financiación no existe. Para que un mecenas aporte dinero a una universidad tiene que tener un retorno de imagen. Por eso, en la medida en que mejoremos el prestigio y el compromiso social de la universidad, mejoraremos la financiación a través del mecenazgo.

- En su apuesta por una revisión del modelo de financiación de las universidades, propone que el precio de las matrículas para los alumnos se aproxime al coste real de los estudios.

-El principio de igualdad de oportunidades es sagrado y hay que respetarlo, pero no es tan importante el precio de las tasas universitarias como que haya un sistema de becas y ayudas a la educación que haga que nadie se quede fuera del sistema universitario si reúne los méritos suficientes y responde con esfuerzo.