Pasada, por fin, toda la fiebre compradora del Black Friday y del Ciber Monday, y antes de que llegue el derroche consumista de la Navidad, no está de más echar un vistazo a la salud del comercio electrónico en España. Ese decir, cuánto nos gastamos en internet.

Acaba de hacerse público el Estudio sobre eCommerce B2C 2017, que elabora el Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información, dependiente del Ministerio de Industria. Los datos son de 2016 y ya sabemos que en esto de internet todo va muy rápido y que estaría mejor que publicasen, por lo menos, los del primer semestre de 2017, pero también sabemos que los asuntos de palacio, en este caso del Gobierno, van despacio. Así que nos tenemos que conformar con los datos del año pasado.

Sin embargo, las cifras son interesantes para dibujar una radiografía de cómo está creciendo el comercio electrónico en España y cómo los españoles le estamos perdiendo el miedo a comprar por internet. Hasta se pueden adquirir coches. Amazon, como no podía ser de otra forma, ha sido la primera en ofrecer el servicio hace un par de semanas. Y en 72 horas el dueño tenía su vehículo en la puerta de su casa.

Por primera vez en España, el comercio digital alcanzó los 25.000 millones de volumen de negocio en un año. De nuevo, en 2016 el crecimiento fue de dos dígitos (22,5%). En 2015 fue del 27%.

Para comprobar el empuje del ecommerce solo hay que echar la vista atrás. La facturación online se ha duplicado en los últimos cuatro años y se ha multiplicado por cinco en la última década.

Tres variables han tirado del comercio electrónico en 2016: la subida del gasto medio de los compradores, el incremento de los internautas y el aumento del volumen de compras.

El gasto medio por comprador alcanza un nuevo récord: 1.198 euros por persona, un 18% más que en 2015. Es el indicador que más ha contribuido al alza total del volumen de negocio. Es decir, cada vez tenemos más confianza para comprar por internet y cada vez el gasto es mayor.

El segundo aspecto ha sido el incremento de los usuarios. El universo de los internautas españoles se estima en 32,1 millones de personas, el 81% de la población española mayor de 15 años. De ellos, 21,2 millones (dos tercios) compran en internet.

¿Y qué compramos? Principalmente viajes, billetes de transporte, ropa y espectáculos. Joyería y relojes son los que tienen menos tirón. Y es que en determinados artículos aún preferimos verlos y tocarlos antes que comprarlos.

Y el pago lo hacemos con tarjeta de crédito (67%), mientras PayPal se consolida como segunda opción, con un ascenso importante respecto a 2015 (28,1% frente a 22,9%). El pago contra reembolso es cada vez más minoritario (7,8%) y el pago a través del móvil no termina de despegar (0,3%). Y nuestras casas siguen siendo el lugar preferido para realizar las compras (91%).

Un 17% de los usuarios ha tenido problemas con las compras, pero entre esos contratiempos no destaca el proceso en sí de la compra sino la recepción de un producto estropeado, la no recepción del mismo y los retrasos en la entrega.

Según el estudio, los principales frenos para el incremento de las compras por internet se centran en los costes de envío y las garantías de devolución o cambio del producto si este no resulta satisfactorio o llega defectuoso. Estos son los aspectos cuya mejora demandan con mayor intensidad los usuarios. Y no parece muy complicado de subsanarlos.