El Juzgado de lo Penal número 1 de Oviedo ha condenado a un año de prisión y a tres de inhabilitación, así como al pago de una indemnización de 130.000 euros, a una médico acusada de la muerte de una niña de 19 meses tras la ingesta de una palomita de maíz, al considerar que debió ordenar una broncoscopia. La sentencia, contra la que cabe recurso, condena a la médico por un delito de homicidio por imprudencia grave profesional.

La niña falleció por anoxia encefálica por insuficiencia respiratoria aguda, debido a la obstrucción de la tráquea por grano de maíz, cinco días después de haber ingerido una palomita. El fallo considera que la facultativa debió practicarle una broncoscopia ante la sospecha de que algo le impedía respirar.