Para Yolanda Castaño, la Navidad tiene sabor de renovación. "Es un momento en el que aprovecho para acordarme de personas que me acompañaron en este año y que espero que lo hagan en el siguiente", explica. Su mayor anécdota navideña de la infancia se remonta al año 1982, cuando Papá Noel "me trajo un bebé de goma y otro del mismo tamaño, pero este de carne y hueso, ya que mi madre dio a luz esa noche a mi único hermano", relata. Al año nuevo, Castaño le pide "perdón y redención, salud y memoria, buena suerte para unos proyectos personales y que el mundo esté mejor repartido".