Como si de una lentilla se tratase, la córnea es un tejido transparente del globo ocular que ayuda al ojo a enfocar y a protegerlo de gérmenes, polvo y otras partículas dañinas. El trasplante de este tejido está indicado en aquellas enfermedades que la lesionan, haciéndola opaca y causando la pérdida de visión.

En el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), los trasplantes de córnea se dispararon en la última década, al pasar de los 15 registrados en 2007, a los 50 del año pasado, según se recoge en la última Memoria de Trasplantes del centro. Un importante incremento de ese tipo de intervenciones que ha sido posible gracias a la generosidad de las familias que dijeron a la donación, pero también a la puesta en funcionamiento, en 2014, de una nueva sala de extracción de tejidos, que ha permitido reducir la lista de espera, además de disminuir considerablemente el tiempo que los pacientes tienen que aguardar por una córnea.

El trasplante corneal tiene una particularidad, con respecto al de órganos y otros tejidos, y es que la córnea no tiene vasos sanguíneos, por lo que, en general, este tipo de intervenciones tienen "un pronóstico muy bueno", destacan desde el Servicio de Oftalmología del Chuac, y apuntan que existen, básicamente, dos tipos de trasplantes de córnea, con base en su extensión: el trasplante penetrante o de espesor total, consistente en reemplazar la porción central de la córnea en todo su grosor; y el trasplante lamelar, en el cual se sustituyen solo las capas más externas (la anterior, epitelio, o la posterior, endotelio) de ese tejido.

Desde hace ya algunos años, el Chuac ofrece a sus pacientes las últimas técnicas de esta última modalidad de trasplante de córnea, el lamelar. De hecho, el Centro Tecnolóxico de Formación del complejo coruñés ya acogió algún curso práctico sobre cirugía corneal lamelar con córneas humanas criopreservadas, en el que se dieron cita expertos procedentes de distintos puntos de España.