El cambio de algoritmo de Facebook no beneficia al usuario, sólo es bueno para la cuenta de resultados de la red social gracias a los ingresos por publicidad". Así de contundente se muestra Rubén Llames, miembro de la junta directiva de la Asociación de Community Managers. Para quienes viven de gestionar las redes sociales de las marcas el cambio del algoritmo de Facebook (la fórmula matemática que selección y jerarquiza los contenidos que se muestra a los usuarios) se resume en "pagar, pagar y pagar" para conseguir que las publicaciones lleguen a alguien. Los usuarios quieren más noticias y menos publicaciones de amigos porque, para eso, ya tienen Instagram.

La red social de Mark Zuckerberg nació en 2004 como una comunidad de amigos donde compartir fotos y pensamientos. Sirvió para reencontrar a antiguos compañeros del colegio y cotillear sus vidas. Pronto cambió el rumbo y se "profesionalizó" con la llegada de las marcas. La red obligó a las empresas y medios de comunicación a instalarse en páginas para mostrar sus contenidos. En este batiburrillo se colaron noticias falsas o publicidad engañosa por parte de Rusia para manipular las elecciones estadounidenses. Y entonces el rumbo de Facebook cambió para corregir esta situación. A finales de 2017 anunció su vuelta a los orígenes. La premisa ahora es mostrar de manera preferente los contenidos de los amigos, aunque lo compartido sea falso. Zuckerberg busca más "interacciones significativas" y "calidad informativa". "Habrá que ver qué entiende Facebook por noticias locales, por bienestar y por calidad informativa", comentan algunos usuarios a través de Twitter. La incertidumbre y el desconocimiento sobre los cambios que está llevando a cabo la red social más grande del mundo -2.000 millones de usuarios activos al día- es común entre quienes la usan.

"No me importa demasiado el cambio porque utilizo poco Facebook. Lo uso para ver noticias o páginas de grupos de música, pero no para seguir a mis amigos. Para eso tengo Instagram". Esta es la opinión de Javier del Mazo, un joven ovetense de 17 años. Es el único de su grupo de amigos que utiliza la red y no cree que el cambio vaya a llamar la atención de la gente de su edad. Una visión diferente a la de María Hervás. Pertenece a la generación millennial, los nacidos entre 1983 y 2000. Vivió el apogeo de la red social como fuente de cotilleos entre amigos y hoy, Facebook es su herramienta de trabajo. Lleva la comunicación online de diferentes marcas y lo tiene claro: "Va a ser muy difícil posicionar las publicaciones de las empresas sin pagar".

La idea de que el dinero mueve este cambio de algoritmo se repite entre quienes quieren trabajan gestionando las redes sociales de marcas. No ven valorado su trabajo, según Rubén Llames, porque todo se reduce al dinero y no a la calidad de los contenidos. No es algo nuevo. Desde hace cuatro años ya funciona así: "las publicaciones de las páginas sólo llegan a un 7 o un 10% de los usuarios si no pagas. Ahora Facebook aprieta más", explica Llames.

La medida de Facebook para evitar noticias falsas da lugar a más noticias falsas. Esta es la visión de Roger McNamee, uno de los inversores más antiguos de la red social y mentor de Zuckerberg. "Facebook está hecha a medida para que abusen los actores con malas intenciones y excepto que la empresa tome medidas inmediatas, deberíamos esperar más de lo mismo", escribió en The Washington Post. No es la única voz crítica "de la casa". Sandy Parakilas trabajó en Facebook entre 2011 y 2012 y cree que la compañía suma personas a su red "a expensas de la protección del usuario".

Los medios de comunicación también condenan el cambio. La editora del San Francisco Chronicle, Audrey Cooper, fue una de las primeras en mostrar su rechazo a la sobredosis de publicaciones de amigos y familiares. "Como no ha podido detener los cebos que buscan clics o los rusos, se rindió", sentencia Cooper. "La cuestión es que mis parientes compartirán noticias falsas en Facebook, y aparecerán en mi feed de "noticias". Pero no veré las publicaciones de los medios de comunicación responsables que elijo seguir", añade. El director ejecutivo de The Financial Times, John Ridding, pone el acento en el poder de estas plataformas en la sociedad. "Las novedades influirán en cómo las personas reciben las noticias, dónde las encuentran y cuál es la calidad de éstas".