"Más mujeres haciendo cine". Las palabras de Carla Simón al recoger el Goya a la Mejor dirección novel, anoche, en Madrid, resumió el mensaje reivindicativo con el que las mujeres reclamaron más protagonismo en una industria, en un arte, dominado por lo masculino. "Nosotras somos la otra mitad. La mitad del mundo y la mitad de la imaginación", habían proclamado, al presentar ese mismo premio, Leticia Dolera y Paula Ortiz. La mitad que ayer se rebeló contra las diferencias salariales y de estatus en el mundo del cine.

Carla Simón fue una de las triunfadoras de la noche, con su vigoroso debut: Verano 1993 ( Estíu 1993). Otra fue Handía, que cosechó un buen saco de premios tras arrasar en las categorías técnicas. También Marisa Paredes, que bromeó al recoger su Goya de Honor con el hecho de que nunca ha logrado ganar el premio por un papel de su lustrosa carrera, y apenas ha cosechado dos nominaciones.

Pero donde Paredes arrancó los aplausos del respetable fue al conectar esta reivindicación feminista con la que ella misma protagonizó cuando presidía la Academia: la del No a la guerra, que reivindicó en un recordado discurso en la gala de 2003. "Fue un discurso conflictivo... que volvería a repetir", afirmó la actriz.

No había manos blancas anoche en el Madrid Marriott Auditorium Hotel. En su lugar, proliferaban en el auditorio los abanicos rojos con la leyenda #MASMUJERES que ha servido de lema al movimiento feminista que reclama la igualdad de género en la industria. Nora Navas, vicepresidenta segunda de la Academia, reclamó desde el escenario la igualdad salarial y de estatus profesional en el discurso institucional en el que sustituía a Yvonne Blake, la presidenta, aún convaleciente tras sufrir un ictus. "La mayoría de la gente recuerda un premio Óscar cuando lo gana un hombre. Pero muy pocos conocen que el que ganó Yvonne Blake por vestir a los personajes que tanto nos emocionaron", reivindicó Navas, antes de afirmar que "derrotando la superioridad de género derrotaremos al monstruo de la violencia contra las mujeres". Siguiendo la tradición, Nora Navas tampoco desaprovechó la presencia entre el público del Ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, para reclamar de nuevo la bajada del IVA, ese cuya subida muchos sectores del cine asocian, precisamente, a aquella controvertida gala de 2003. "Aquí seguimos, aquí sigue la industria del cine generando riqueza para el Estado, recaudando bastante más dinero del que recibe. Y también sigue ahí el IVA, al 21% a pesar de las promesas y anuncios oficiales de que bajaría", afirmó.

Pero más allá de estas reivindicaciones, usuales en la entrega de los premios del cine español, queda esa apuesta, reflejada en las nominaciones y en los premios a Handía y Verano 1993, por un cine de calidad, quizás no dirigido al gran público, pero sí genuinamente español, incluso en su reivindicación de las comunidades históricas.

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