La artista Sonya Boyce quería abrir un debate sobre los personajes femeninos en el arte y lo ha conseguido, aunque este se ha desviado un poco. La retirada de la obra Hilas y las ninfas del pintor prerrafaelista John William Waterhouse de la sala En nombre de la belleza de la Galería de Arte de Manchester forma parte de la intervención de la artista, en la que invita al público a reflexionar sobre la cosificación de la mujer. Tanto la retirada de la obra, que muestra a unas ninfas semidesnudas raptando a Hilas, como las reacciones del público están siendo grabadas para otra exposición de la artista.

Sin embargo, tras la campaña para que el Museo Metropolitano de Nueva York (MET) retirase el lienzo Thérèse Dreaming de Balthus (1938) por considerar que sexualiza a la niña protagonista y el cierre de un perfil de Facebook por subir una imagen del cuadro El origen del mundo, en el que el artista realista francés Gustave Courbet retrata una vulva, ha desdibujado el propósito de la performance de Boyce. El debate ha girado en torno a si la decisión de la galería de arte responde al creciente puritanismo o a la presión de la campaña #MeToo, emprendida a raíz del caso Harvey Weinstein por algunas de las mujeres más influyentes de Hollywood, en pie de guerra contra el acoso y los abusos a las mujeres. Pero ¿se puede resetear el arte?

El profesor de Arte de la facultad de Historia de la Universidade de Santiago (USC) Juan Monterroso considera que en un momento determinado retirar una obra de arte podría aceptarse. Sin embargo, considera "absurdo" que se estén dando estas situaciones en estos momentos. "Es absurdo que esto ocurra en un momento en el que la idea es que la creatividad artística debe gozar de la capacidad para poder expresarse", aduce.

Para el historiador del arte, la visibilización de la cosificación de la mujer en el arte que propone Boyce es positiva en cuanto a que responde a la forma de pensar de la sociedad actual, pero matiza que no se puede reducir la lectura de la obra a la mirada contemporánea y obviar el contexto en el que se ha realizado. "Nosotros podemos entenderlo así, pero como historiadores tenemos que entenderla en el contexto en el que nace y con las diferentes lecturas que ha tenido a lo largo de la historia. De lo contrario, podemos estar convirtiéndonos en censores al igual que los ha habido en otros momentos. La provocación y la transgresión son dos elementos consustanciales a todo el proceso creativo", afirma.

Sobre El origen del mundo de Courbet, cuya publicación fue motivo de cierre de un perfil en Facebook, asegura que es una obra que rompe tradiciones en un momento determinado del realismo y sienta las bases para el futuro de la creación artística, mientras que Hilas y las ninfas, obra que eligió Sonia Boyce para su intervención, recuerda que responde a una época muy concreta.

La ilustradora y muralistaVanesa Álvarez entiende que se ha utilizado la retirada de Hilas y las ninfas como parte de la intervención de Boyce para hacer parecer como radicales movimientos como #MeToo. "La retirada del cuadro no es censura, sino un diálogo. Se ha tergiversado para que parezca para radicalizarnos, para que la gente crea que es cosa del 'feminismo radical', y para llegar a un diálogo que no es el que se buscaba con esta obra. Pero estamos en una guerra y a veces se emplean este tipo de estrategias", afirma. La creadora gallega asegura que aunque hay obras "técnicamente increíbles" en la historia del arte, no por ello dejan de cosificar a la mujer. Sin embargo, no cree que retirarlas sea la solución. "Lo que no debería ocurrir es que hoy siga habiendo, como las hay, obras que cosifiquen a la mujer, ni en el arte ni en la publicidad ni en ningún otro ámbito. Debería haber una revisión de las obras para que los niños conozcan el contexto en el que se pintaron y por qué se pintaron así, y que no les parezca que esa es la imagen real de la mujer. Y devolverle la autoría de muchos cuadros atribuidos a hombres a sus verdaderas autoras", afirma.

En similares términos se expresa Carme Nogueira, artista multidisciplinar, quien aboga por realizar una lectura crítica de la historia del arte. "Hay cuestiones que se han asumido durante años, siglos, y que ahora vemos que tienen que ver con contar la historia desde un punto de vista concreto y que representan un poder determinado. Hay muchas pinturas racistas y esto nadie lo pone en duda. Y lo mismo pasa con la representación que se hace de la mujer", opina.

En su opinión, es necesario "repensar las colecciones". "Hay otras obras a las que no se les presta tanta atención y que también son importantes. A lo mejor es el momento de hacer una relectura. Una colección no es solo un conjunto de obras, sino las relaciones entre los elementos. Lo importante es saber cuál es la lectura que se está ofreciendo con todo el conjunto de obras y repensar qué canon de la mujer se ha construido", asegura.

La artista añade que a la obra de arte también es un símbolo, algo que tampoco se puede olvidar. "En Estados Unidos están retirando las estatuas de esclavistas. Son obras de arte, pero también están homenajeando a personajes que apoyaron la esclavitud. El simbolismo está claro ¿Hay que dejarlas? ¿Hay que retirarlas?", reflexiona.

Para Xosé Antón Castro, profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidade de Vigo y crítico de arte, la censura de obras de arte como la de El origen del mundo en Facebook responde al "puritanismo y al sectarismo", algo que no es nuevo. El experto pone como ejemplo la controversia que generó en 1997 la exposición Sensation de la Real Academic en Londres y en Estados Unidos, donde fueron censuradas y atacadas obras, mientras que en Berlín no hubo ningún incidente.

En de este mismo conservacionismo enmarca la acción de Boyce. "Escoger este cuadro, que es muy moral, como pretexto para abrir un debate y provocar una reacción no me parece nada interesante porque se está alineando con esa moral británica a la que me refería antes", argumenta el crítico.

Javier Buján, director de la Fundación Laxeiro, considera un error pretender reescribir la tradición cultural. "El desnudo femenino en la historia del arte es central. ¿Hay un elemento de cosificación? Puede que sí, pero también de idealización. Porque ¿qué hacemos con la Venus de Milo? ¿Y con el Origen del mundo? Si eliminamos esta obra, estaríamos amputando la historia del arte", argumenta.

Buján no es partidario, en ningún caso, de censurar el arte. "Hay que hacer un esfuerzo de reflexión sobre lo que estamos haciendo y hacia dónde vamos, pero no censurando. Lo que hay que proponer son miradas nuevas sobre las mismas piezas", afirma.