Gracias a un mercado de segunda mano en plena expansión, los teléfonos inteligentes son cada vez más reutilizados, pero la industria sigue lejos de volverse verde a falta de un reciclaje a gran escala. En el MWC, una obra de arte callejero instalada por asociaciones ecologistas interpelaba a los visitantes sobre su papel en el incremento de los desperdicios en el mundo. "La gente adora la tecnología (...) pero nuestra obsesión tiene su lado oscuro: las montañas de desechos que salen de nuestras ciudades y van a parar a vertederos en África y Asia", denunció la federación ecologista europea EEB.