Sacar lo mejor de uno mismo y dar feedb ack. Sin consejos, sin recetas. Planteando preguntas que uno jamás se haría por sí mismo y que le harán abrirse a formas de ver el mundo diferentes a como lo ha estado viendo hasta ese momento. Así es cómo describen Usoa Arregui, Ignacio Alonso y Alfredo Julià la esencia del coaching, una disciplina concebida para ayudar a individuos y equipos de trabajo a percibir las piedras en su camino hacia el éxito y tomar decisiones para sortearlas. Usoa, Ignacio y Alfredo son los tres puntales de Different coaches, y el martes protagonizarán uno de los momentos más distendidos de la jornada eWoman Coruña, donde llevarán a cabo un roleplay que servirá de motivación e inspiración para los asistentes.

"Muchas veces nos preguntan cuáles son las claves del éxito: qué es lo que hay que hacer, por dónde hay que ir para que una persona o un equipo triunfe. Y la primera cuestión que planteamos los coaches ante esta disyuntiva es la siguiente: '¿Para ti qué es éxito?'. La dinámica en la que vamos a trabajar el martes gira en torno a esta pregunta, y a cómo escucharse a uno mismo es fundamental para responderla", comenta Ignacio.

"Reflexionaremos, en colectivo, sobre el éxito. Y poco más podemos avanzar, pues parte de nuestro éxito en esa jornada depende, precisamente, de que los asistentes desconozcan la dinámica", agrega, entre risas, Usoa, quien además de tomar parte en esa entretenida propuesta, compartirá con el público su experiencia en Different coaches, un proyecto que echó a andar en 2014 con la visión de ofrecer un coaching integrado. Usoa asegura que las empresas consiguen, con su sistema, incrementar significativamente el rendimiento de su equipo. Un sistema que, remarca, "no consiste en evaluar errores o aciertos".

"Nosotros no hacemos un diagnóstico, pues no tenemos la fórmula de lo correcto. Ayudamos a las empresas a que hagan su propio diagnóstico y analicen si su forma de trabajar les permite alcanzar el éxito", subraya la cofundadora de Different coaches. Y es que, "la propuesta más sorprendente es total y absolutamente válida si a una empresa le funciona", recalca. "Para nosotros no hay parámetros de lo que está bien y lo que está mal. Nos vale lo que le funciona a nuestro cliente. Observamos a menudo en las empresas que falta confianza, comunicación y, sobre todo, que las personas sean capaces de reconocer que por sí solas no pueden con algo que, con apoyo, sí que es posible. Lo que intentamos, en definitiva, es ayudarles a lograr un aprovechamiento óptimo de los recursos. Todo ello en el marco de una visión común, que a menudo es el primer objetivo del coaching. De lo contrario, el rumbo de cada uno de los integrantes de la empresa puede estar orientado a direcciones totalmente diferentes", sostiene.

En la misma línea que su compañera se manifiesta Ignacio: "En las sesiones trabajamos lo que trae el cliente, no lo que quiere sacar el coach. Apostamos por la idea de que la persona es un todo, un compendio de planos que se interrelacionan y que interfieren los unos en los otros. No nos gusta orientar el coaching a uno de esos compartimentos o planos concretos", apunta.

"Lo que nosotros hacemos es poner a nuestros clientes ante un espejo para que, al verse, puedan decir: 'Esto no nos gusta y lo vamos a cambiar -ejemplifica Usoa-. Trabajamos con recursos que sabemos que son importantes, como la comunicación, la confianza, un determinado estilo de liderazgo, una forma de resolver los conflictos y abordar el cambio. También damos muchísima importancia a las emociones: el saber identificarlas, para qué nos sirven y cómo utilizarlas. En definitiva, esa dimensión que muchas veces las empresas no tienen tan presente, pero que les resulta muy útil", especifica, y reitera: "Es muy tentador creer que uno tiene la solución al problema de otro, ya sea una persona o un equipo de trabajo, pero eso no es coaching".

Haciendo especial hincapié, también, en esta idea, Alfredo subraya: "Yo puedo venderte una película y decirte: 'Esto hay que hacerlo así'. Pero sí te convenzo sobre cómo has de resolver un problema, y mañana en el trabajo se te presenta ese mismo problema, no vas a poder decir: 'Que venga Alfredo y me diga qué es lo que tengo que hacer para solventarlo, porque a mí no me sale'. En una sesión de coach, de formación, serás tú mismo quien se dé cuenta del problema y quien busque las soluciones", remarca.

Cuestionados sobre las cualidades esenciales que debe tener un buen jefe, los tres insisten en que debe saber delegar en su equipo tras marcar el rumbo que quiere que siga su empresa. "Un buen líder tiene que ser capaz de sacar lo mejor del equipo humano en el que está integrado", sostiene Ignacio. "Estar al servicio del equipo, y no a la inversa", apunta Usoa, a lo que Alfredo agrega: "Las dos cualidades que han de tener en común todos los líderes son la humildad y el carácter, entendido como determinación en el camino hacia el objetivo". Estrechamente vinculada a la humildad, su compañera destaca "la importancia de la escucha". "Es una cualidad fundamental: escuchar con humildad, para descubrir algo que no sé, para entender las cosas de una manera distinta de como las vengo contando, porque necesito aprender...", recalca la cofundadora de Different coaches.

Un líder de primera, por tanto, debe crear el espacio para que su equipo defina el cómo. ¿Pero dónde está la clave para lograr que un grupo de trabajo funcione al máximo de sus capacidades? El quid de la cuestión, según los profesionales de Different coaches, está en "fomentar el diálogo interno" de sus integrantes para que eso repercuta en el conjunto. "Un equipo cuyos miembros son capaces de escucharse y confiar los unos en los otros; de darse feedback; de tener empatía y decidir, entre todos, cuál es el rumbo que quieren seguir; y de determinar, también entre todos, cómo van a alcanzar las metas que se han marcado, es un grupo que funciona a tope. Y un buen líder es aquel capaz de hacer que el equipo funcione así", concluyen.