El lema era Si nosotras paramos, se para el mundo. Y España se paró en gran medida. Sobre todo, recibió un mensaje nítido de millones de mujeres reclamando igualdad en todos los ámbitos, desde el laboral al familiar.

La huelga feminista convocada con motivo del 8-M, a la que se unieron paros parciales planificados por los sindicatos, resultó un "éxito histórico" para las convocantes, que gritaron al unísono con sus compañeras de más de 170 países un "¡basta ya!" a la desigualdad que, por ejemplo, provoca que cobren un 14,2% que los hombres por realizar el mismo trabajo o que la tasa de ocupación de las mujeres con hijos sea del 65%, veinte puntos menos que los hombres en la misma situación. Por contra, la renuncia a la carrera profesional para cuidar a familiares o hijos es mayoritariamente femenina. Según Comisiones Obreras y UGT, los paros parciales de dos horas fueron secundados por 5,3 millones de personas.

Las ciudades acapararon los focos de las protestas, con movilizaciones multitudinarias en Bilbao, Barcelona, Cádiz, Valencia, Sevilla o León, además de Madrid, sin incidentes. En todas ellas se leyeron manifiestos y se entonaron cantos reivindicativos.

Madrid acogió el acto central del día, con una participación masiva que la colapsó, al igual que sucedió en cientos de localidades. A ella acudieron los principales partidos de la oposición, que acentuaron sus críticas al Gobierno y al Partido Popular por oponerse a una huelga que situó de nuevo la batalla por la igualdad como uno de los retos pendientes de la sociedad.