Cinco años después de su nombramiento como Papa, Francisco goza de una importante influencia internacional con la que acalla parte de las voces críticas con su pontificado de las cuales la inmensa mayoría proceden del seno del Vaticano, que lo califican de "hereje" mientras que hay ateos que lo apoyan. "Cercano", "valiente", "fraternal", "comprometido", "solidario", "moderno" o "feminista", son algunos de los adjetivos elegidos para describir el carácter del pontífice que ha puesto en foco el problema de la inmigración y la pobreza, que no ha mirado hacia otro lado en los casos de pederastia protagonizados por miembros de la iglesia y admite la "situación personal de cada individuo" en lugar de demonizar sin más el aborto como hicieron sus predecesores.

La proximidad de Francisco es innegable como también lo es el hecho de que intenta actualizar el discurso católico en un mundo que ha avanzado mucho mientras la Iglesia se ha resistido a ello con todas sus energías. Desde su llegada, el 13 de marzo de 2013, ha plantado semillas del cambio y puesto en marcha un cambio de mentalidad que ha ido acompañado de un regreso a la esencia del Evangelio y priorizar la justicia social.

Ese regreso al Evangelio es, a juicio de Ángel Dorrego, de Cáritas, la faceta más importante de Francisco a quien, no obstante, no ve como un "revolucionario" . "Es menos beligerante que los anteriores, más comprensivo y tiene un lenguaje mucho más directo. Antepone la justicia social a los asuntos económicos y aporta aire fresco y sobre todo una mayor conexión con el Evangelio", subraya Dorrego, que añade que Francisco "tiene la capacidad de hacernos reflexionar de forma distinta, de salir a la periferia para tener una mirada distinta de la ciudad". "Recupera el carácter comprometido y a la vez alegre de la vida cristiana", precisa.

Por su parte, el coordinador de proyectos de Cooperación Internacional ONG y presidente de la ONG Malembe, Pablo Varela, admite sentirse "inspirado por la alegría y el ejemplo del papa Francisco, quien está llegando a mucha gente, incluso a muchos no cristianos. Su amor a la pobreza, a la verdad, su sencillez, su manera de adaptarse a los tiempos manteniendo la pureza del Evangelio? Creo que tiene un gran don de gentes porque sabe ponerse al nivel de cada uno". "Francisco ha sido un soplo de aire fresco para mí; me ayuda a vivir mi fe con más libertad, con más ganas. Cuando ves que alguien le pone ganas te contagia", señala para acto seguido lamentar el hecho de que "Francisco va con un paso rápido y algunos que no quieren seguir su ritmo optan por criticarle".

De similar opinión es Maruchi Iglesias, que pertenece a la Asociación María Auxiliadora de Don Bosco, en A Coruña, con la que colabora desde hace más de 40 años. Ella destaca por encima de todo que Francisco "es sencillez y amor a Dios personificado". "Es cercano, sencillo, humano, tiene los pies en el suelo", enfatiza, para aplaudir cómo "apoya a la mujer, a los sin techo y a los inmigrantes". Maruchi ve difícil buscarle inconvenientes a un papa que supone "una diferencia muy grande" con sus predecesores precisamente porque "conoce bien a su pueblo". Por ponerle deberes, considera que "tendría que procurar que la jerarquía eclesiástica fuese tan sencilla y humilde como él".

Por su parte, el teólogo Andrés Torres Queiruga confiesa ser un "apasionado del papa Franciscopapa Francisco" quien, afirma, "está liderando una revolución de un calado cuyas consecuencias aún no somos conscientes". "Pasará a la historia como uno de los grandes papas", subraya. Incorporar a esa modernidad la Iglesia es, a juicio de Torres Queiruga, el mayor reto al que se enfrenta el pontífice, si bien considera que éste es consciente de que "remover dos mil años de historia es muy difícil". "Es un teólogo práctico, avanza en la medida de lo que le está siendo posible y aunque quiere ir más allá no puede ir tan rápido como querría". El experto cree que Francisco, consciente de su avanzada edad (81 años), está dando los pasos necesarios para dejar una base sobre la que afianzar el cambio. "En cuanto note que el cambio es imparable yo creo que se retirará", considera el teólogo, que se muestra convencido de que uno de los objetivos del Papa es cambiar el papel de la mujer en la Iglesia. "Pero sabe que no puede dar todavía esos pasos", afirma.

Sobre el feminismo del Papa también habló el representante del colectivo social Os Ninguéns, Antón Bouzas, que se define como "no creyente" pese a que incluso llegó a pasar por el Seminario. "Su mayor reto es dar pasos importantes hacia la igualdad de la mujer en la iglesia, dejar atrás la jerarquía masculina que se basa en aquella mentalidad tan antigua de que la mujer no era tan pura como el hombre. Yo intuyo que este Papa dará un paso valiente en este tema", afirma. "Es más humilde y está más comprometido en la lucha contra la pobreza en el mundo y la violencia. Se nota que ha llevado aire fresco al Vaticano", añade Bouzas.

No todos son halagos incondicionales y al respecto del afán de Francisco por promover la fraternidad entre las distintas religiones y una mayor integración entre las diferentes ramas del cristianismo, Julio Torres Caeiro matiza que ese "énfasis" integrador no es uniforme. "Es mayor en Hispanoamérica, donde la Iglesia Evangélica tiene mucho más peso pero el discurso es muy diferente en Europa, los énfasis cambian según los lugares", asegura. Como pastor de la Iglesia Evangélica, Torres Caeiro incide en el mayor obstáculo que separa el protestantismo del catolicismo: dónde reside la autoridad. "Me habría gustado que la Biblia estuviese en el papel central de su papado ya que mientras no lo esté no habrá una segunda Reforma. Hasta entonces no se primará lo esencial, que no es tanto la vida en la tierra, que es muy importante pero lo es mucho más lo que viene después", remarca el pastor. "Es un papel difícil ser el representante de Cristo en la tierra", concluye.