El 'coach'. El novio de Carmen, la nieta de Franco -me disculparán que me refiera así a ellos pero qué quieren, el primero es australiano y me cuesta retener ningún otro dato y a la segunda podría recordarla por muchas cosas pero con lo del pazo otra vez, pues eso-, el novio de Carmen -decía- es coach emocional y estuvo en Nepal y todo. Yo he visto a monjes budistas tibetanos de cerca y de verdad son un remanso de paz, un prodigio de equilibrio interior. Pero, claro, eso son los originales. Este novio australiano coach emocional se ve que mantiene su alma occidental, su parte terrenal, su yang, su cuota de mundanidad, o se ha contagiado pronto del lado Carmen. El caso es que pierde los nervios, se encara, se embronca, maldice en inglés australiano, más como un Torrente celtibérico frente a un funcionario que como un yogui nepalí contemplando las nubes. Y, claro, aquellos que no creen hasta meter la mano en la costilla, se han apresurado a recomendarle un buen coach emocional que lo calme. La explicación es que no están hechos los hombres de meditación para las compañías aéreas, ni los del hemisferio austral para la piel de toro. Pero hay que ser muy nietísima para entenderlo.

Fiesta. Lozano, los dos, Carlos y Lydia, que tanto presumen de juerguistas, son niños de teta al lado del príncipe Hannover. Hasta Kiko Rivera, si me apuran. Al ex de Carolina cada celebración familiar, cónclave real, acontecimiento nobiliario, coronación dinástica, etc..., le sale por varios goteros. Acuérdense cuando la boda de los reyes de España, cómo compareció la de Mónaco, despeluchada bajo su canotier de Chanel, con cara de circunstancias, mientras él desparramaba su resaca sobre la cama de algún hotel de cinco estrellas. El enlace de su hijo menor en Lima le ha llevado directamente a urgencias. Dicen que el exceso fue, mayormente, alimentario. Que se entregó a la gastronomía peruana como si no hubiera un mañana. El príncipe, que es muy de protocolo.

Bebés. Los niños vienen con un pan debajo del brazo o, si están todos (los Rivera Pantoja Ordóñez) a dieta, con una reconciliación. Unen a las familias desunidas. Y en la familia Rivera Pantoja Ordóñez llevan una racha larga de natalicios. Cómo será la cosa que hasta se le ha ablandado a Kiko la relación (tirante) con su ex y madre de su hijo mayor, la modelo, y el futbolista. Andan en un intercambio de piropos que no es normal. Todo es armonía. Casi. Con la hermana, no. La hermana, se ve, eso cuenta a todo el mundo, no conoce a su nueva sobrinita. El hermano de sus hermanos, tampoco. Julián no conoce a las sobrinitas, ni a la de Kiko ni a la de Cayetano. Para arreglarlo, lo ha contado en televisión, como suele. Isabel los conoce a todos.

Sinceridad. ¿Es demasiado sincera o exagera? ¿es demasiado sincera, hasta decir basta, o cambia algunas cosas? Eso suena a aquella otra cita célebre de "Todo es falso, salvo alguna cosa". Para convivir con un prestidigitador de la palabra me parece a mí que Isabel Preysler no tiene del todo claros los conceptos. Y el caso es que coincidimos. Tamaraes demasiado sincera y también exagera y también cambia cosas. Igual que es niña y mujer al tiempo, como Chábeli. Por eso suelta cosas como "Yo pensaba que vivir con un premio Nobel era un aburrimiento pero no. Como es escritor, le gusta hablar con todo el mundo, con el jardinero". Ya lo dice su madre, "es inútil cambiar a Tamara, es como es". Salvo alguna cosa, supongo.

'Le divorce'. Hay que irse haciendo el ánimo, ¿eh? Se me van acostumbrando. El lenguaje refleja el mundo, es el mundo, y, como dicen tanto JorgeJa y la Patiño, lo que no se verbaliza -sobre todo si no es públicamente, mejor en plató de televisión- es como si nada. Paula, como es actriz, es decir, muy de guion, ha sido rápida. Exmarido. Ex. Bustamante también, pero él es más de acción que de palabra: nueva casa, nueva vida, nuevo posado. Las formas son importantes. Una por un lado y otro por otro. Vayan disociándolos que luego pasa lo que pasa y hay pareados que se fijan en el hipocampo como loctite. Miren David Bisbal y Chenoa, que ni sé el tiempo que hace (con decirles que entonces presentaba el programa Operación Triunfo un lozano Carlos Lozano -valga el ripio redundante- se lo digo todo), y la gente ahí, todavía empeñada. Claro que el chándal hizo mucho. Eso lo saben los antropólogos y los evolucionistas y tal, que las imágenes se instalan más que otras cosas en el hipocampo. Ya ha habido comunicado de prensa y exclusiva. Ya es real. Ya es oficial, no me fantaseen ahora con reconciliaciones y segundas partes. Eso solo les sale bien a Chabelita y Alberto Isla.