Hoy se cumplen 50 años desde que el activista por la igualdad racial, la paz en Vietnam y la justicia social, Martin Luther King, fue asesinado en el balcón de la habitación 306 del motel Lorraine de Memphis (Tennessee). Por el asesinato fue juzgado y condenado James Earl Ray, aunque la familia del líder de los derechos civiles no creyó en su culpabilidad, al atribuir lo ocurrido a una conspiración en la que estaría implicado el gobierno federal. En el momento de su muerte, en 1968, Martin Luther King Jr tenía 39 años pero ya se había convertido en un icono de la lucha pacífica por los derechos civiles en Estados Unidos. Cuatro años antes había recogido el Premio Nobel de la Paz por su defensa a través de medios no violentos de la igualdad racial y la no segregación estadounidense.

Medio siglo después, se han dado pasos hacia delante pero todavía dista mucho una verdadera igualdad. "Hoy en día el racismo como tal no existe, lo que hay es otra cosa peor que es el clasismo y la hipocresía, ya que cuando uno es rico y famoso el color ya no importa", señala la congoleña Hortense Ngbapai, presidenta de la Asociación para la Integración y el Desarrollo del Africano (AIDA).

Por ello, considera que existe un "racismo camuflado dependiendo de lo que uno tenga. Lo que no se puede es ser negro o negra, etc. .. y pobre", asegura. Para combatir ese "racismo camuflado", Hortense Ngbapai cree fundamental la educación. "Tenemos que luchar para que los niños estudien y tengan una buena formación. Es lo único que saca y sacará a los inmigrantes y a sus hijos de la discriminación", remarca.

De hecho, la educación es uno de los ámbitos donde se reflejan las desigualdades, ya no solo en cuestión de color sino también de nacionalidad y con especial incidencia en la población inmigrante. "Los inmigrantes están mejor en sus países de orígenes con sus familias. Abandonar el país por obligación es la peor cosa que puede ocurrir a un ser humano", subraya Hortense, que abandonó el Congo con veinte años y que tras más de treinta años en Galicia se mudó en 2013 a Inglaterra.

Precisamente la actitud de los países desarrollados hacia la inmigración es una de las muestras de lo lejano que está un mundo de una igualdad real en derechos y oportunidades. "Se ha avanzado muy poco o nada. En lo que respecta a los inmigrantes impera una insolidaridad terrible. Se mira hacia otro lado y es un problema al que no nos queremos enfrentar", subraya el coordinador del grupo de Amnistía Internacional en Vigo, José Antonio Rodríguez, que insiste en que a nivel solidaridad "no solo no hemos avanzado sino que hemos retrocedido".

Como ejemplo, pone el drama de los ciudadanos sirios ante los que Europa prácticamente ha cerrado sus fronteras. "Escapan de una guerra y el derecho internacional obliga a considerarlos como refugiados pero no se hace", lamenta.

De las guerras y la postura de Europa ante éstas también habla Hortense Ngbapai, que considera que "el comportamiento de Europa es otra hipocresía". "Aquí critican a Trump por que dicen las cosas, pero si analizamos los comportamientos de muchos países europeos no dicen nada pero hacen lo mismo", señala; y cita "el fracaso total" de la guerra de Irak, "la falsedad" de la Primavera Árabe. "Miras a Siria, Túnez, Egipto. .. ¿de verdad que estos países son mas seguros hoy?", se pregunta.

La solución para alcanzar la utopía que preconizaba Martin Luther King está en manos de los gobiernos. "Si sus países tuviesen una situación estable, Europa o América no tendrían ni un solo inmigrante. Los países occidentales tienen que luchar por el diálogo, sin violencia, sin bombardeos, sin vender armas y llegando a un acuerdo de forma pacífica con los dirigentes de los países en guerra", constata Ngbapai.

En todo caso, la discriminación no es exclusiva de los inmigrantes, ya que pese a supresión de la segregación racial como tal, continúa existiendo una brecha por ahora insalvable entre los ciudadanos blancos y negros, según reflejan las estadísticas. En Estados Unidos, hay más licenciados blancos, éstos son más ricos y tienen más posibilidades de tener una casa en propiedad, por ejemplo. Y por el contrario, son los negros los que tienen más posibilidades de ser pobres, de resultar detenidos o de acabar en la cárcel. Pese a constituir el 12% de la población de EEUU, los negros constituyen más del 40% de los condenados a muerte.

"Tengo un sueño: que mis cuatro hijos algún día vivirán en una nación donde no se les juzgará por el color de su piel sino por su carácter", pronunció el 23 de agosto de 1963 Luther King en una de sus frases (y tuvo muchas) más memorables. Otra de ellas fue el día antes de morir, en Memphis. "No sé lo que pasará ahora, vienen días difíciles. Pero realmente no me importa porque he estado en la cima de la montaña y he mirado, y he visto la tierra prometida. Puede que no llegue allí con ustedes, pero quiero que sepan que como pueblo llegaremos a la tierra prometida", dijo.