La Manga del Mar Menor, en Murcia, acoge hasta el domingo las XXVI Jornadas de la Asociación de Veterinarios en Especialistas en Espectáculos Taurinos (AVET). En ellas se aborda la investigación y divulgación de procesos encaminados a velar por la pureza y el engrandecimiento de toro de lidia. Tres de los veterinarios de la plaza de toros de La Condomina, Fulgencio Fernández Buendía, presidente del Colegio de Veterinarios de Murcia; Manuel Sanes, especialista en bovino de lidia; y Juan Seva, catedrático de la Facultad de Veterinaria, responden conjuntamente a las preguntas de La Opinión de Murcia.

-¿Desde qué tiempos se remonta el toro de lidia?

-Sin entrar en su origen ancestral y primigenio desde el uro, el toro ha pasado en el discurrir de la historia por muy diversas utilizaciones por parte del hombre, hasta llegar a ser un ente especializado de un espectáculo único. El toro de lidia tiene su origen en España y desde aquí se extendió y exportó a Portugal, sur de Francia y numerosos países del continente americano. Así, desde la aparición de los festejos taurinos, alrededor del año mil, hasta la actualidad, han atravesado distintas etapas, de selección y de adaptación a las diversas demandas de la sociedad de la época. ¿Qué evolución ha habido para conservar su pureza?

De una manera un tanto imprecisa, pero en época certera, la mayoría de tratadistas, señalan el siglo XVII la fecha en la que comienzan a haber datos fidedignos de la existencia de ganaderías dedicadas de una forma más o menos reglada a criar toros de lidia. Desde entonces la constante evolución de las mismas adaptadas a las distintas exigencias de los tipos de espectáculos y cambios de la sociedad han hecho que progresivamente se acometan cambios para mantener esta especie única, incluyendo la participación profesionalizada de técnicos veterinarios que con aplicación de las técnicas de vanguardia del momento contribuyen a la sanidad, genética, reproducción y alimentación, entre otros, para velar por su adecuada selección y pureza y su estatus sanitario en el más amplio de los sentidos.

-¿Cuáles son los rasgos distintivos de esta especie?

-El principal rasgo característico es su comportamiento de acometividad. Durante siglos se ha venido seleccionando la raza de lidia por sus caracteres psicológicos de comportamiento de una forma empírica. Esta selección ha sido independiente de su tipo zootécnico, y en la actualidad se emplean pruebas funcionales de campo basadas en la prueba de la tienta, acoso y derribo, retienta y observación del comportamiento en plazas de toros acompañada por otra selección genealógica y morfológica. Debido a que se trata de una raza muy heterogénea morfológicamente, el prototipo racial y zootécnico del toro de lidia depende del encaste de procedencia de las distintas ganaderías. De ahí se deduce lo que en el rico vocabulario taurino se conoce con el nombre de trapío como su conjunto de rasgos externos observables a simple vista.

-¿Hay alguna especie en el mundo que se parezca al toro de lidia?

-El toro de lidia o toro bravo, posee una serie de peculiaridades y características en su comportamiento que hacen que sea prácticamente imposible su comparación con otras especies o razas animales. Se cría para que muestre su temperamento o acometividad a desarrollar durante la lidia.

-¿En qué grado sufre el animal cuando está en el ruedo?

-El toro es un animal especial, que está perfectamente adaptado para la lidia. El termino sufrimiento es una cualidad humana y se atribuye muy alegremente a los animales. Por ejemplo, ¿un toro durmiendo en la dehesa en un invierno nevando como han hecho a lo largo de años está sufriendo o está adaptando por sus características a vivir en esas condiciones?. Lo que si sabemos los técnicos es que los animales pueden tener dolor y que se puede medir. En este sentido, el toro de lidia tiene unos mecanismos endocrinos (hormonales) se ponen en funcionamiento de una manera totalmente distinta a la de cualquier otro animal o incluso las personas. Los toros en el ruedo liberan betaendorfinas que bloquean los receptores de dolor y por tanto su respuesta contrarresta los estímulos dolorosos.