Los antibióticos están perdiendo eficacia. El mal uso de estos fármacos está provocando que las bacterias sean cada vez más resistentes. Y esto supone un problema de salud de primer orden puesto que algunas dolencias provocadas por antimicrobianos pueden llegar a ser letales como, por ejemplo, la meningitis o la tuberculosis. El Servizo Galego de Saúde (Sergas) ha alertado ya de un abuso generalizado en el consumo de estos medicamentos en Galicia, pero recalca que el problema es "más preocupante aún" cuando se produce en las primeras etapas de la vida. Según sus datos, el 58,6% de los bebés de hasta un año de edad ya han tomado antibióticos.

La penicilina es precisamente el antibiótico más dispensando entre los niños, seguido de los macrólidos que se suelen usar para casos de otitis, sinusitis, faringitis, amigdalitis o bronquitis. Y estos dos tipos de antibióticos se utilizan también para combatir la enfermedad neumocócica invasora. Sin embargo, el abuso en el consumo de estos fármacos, incluso desde edades ya muy tempranas, está provocando que pierdan efecto.

El 17% de los enfermos de neumococo en el bienio 2015-2016 no respondieron bien ante el tratamiento con penicilina. En el 13,7% de los casos la eficacia se vio disminuida y otro 3,7% eran resistentes, según los últimos datos de la Consellería de Sanidade.

Y ocurre lo mismo con la eritromicina, que pertenece a la clase de los antibióticos macrólidos. Este fármaco tampoco fue efectivo en el 23% de los enfermos con neumococo invasivo.

Y el Sergas alerta que los niveles de resistencia, tanto a la penicilina como a la eritromicina, están en la comunidad gallega "entre los más elevados de Europa".

El problema arranca ya en la infancia. El consumo de antibióticos a edades tempranas es "excesivamente elevado" en la comunidad gallega respecto a lo que ocurre en el resto de países europeos, según Sanidade.

En un estudio el Sergas analiza el consumo de antibióticos en la población infantil y los factores que aumentan las probabilidades de tener que tomar estos fármacos. En el primer mes de edad, un 7,5% de bebés ya han tomado estos medicamentos. Este porcentaje crece un 18% por cada mes de edad hasta llegar al 58,6% en los menores de un año.

El principal factor de riesgo que determina el consumo precoz de antibióticos es la guardería. De este modo lo constata el Sergas que advierte que el contacto entre niños dispara las posibilidades de que se contagien con una enfermedad bacteriana que obligue al uso de estos medicamentos. Por esta razón, la Consellería de Sanidade insta a mejorar la formación de los cuidadores de las escuelas infantiles en el control de la transmisión de las infecciones. También reclama que se extremen las medidas higiénicas y recomienda disminuir el número de niños por aula.

Los menores que van a guarderías tienen más probabilidades de contraer infecciones respiratorias agudas, otitis y gastroenteritis. Estos riesgos diminuyen a partir de los nueve meses de entrar en la escuela infantil.

Tener hermanos es el segundo factor de riesgo, según este estudio. Y, en tercer lugar, el departamento de Jesús Vázquez Almuíña señala que los niños que van a consultas en la sanidad privada consumen más antibióticos que en la pública. En todo caso, el Sergas pide tratar este dato con prudencia puesto que puede estar "sesgado por factores de confusión".

La exposición al humo del tabaco también eleva los riesgos de infección entre los menores. "La población infantil es especialmente vulnerable a sus efectos adversos puesto que su sistema respiratorio e inmune aún está desarrollándose", explica Sanidade. Según el Sergas, se ha asociado la exposición al humo al síndrome de muerte súbita del lactante.

Por el contrario, lo que reduce el riesgo de infecciones y, por lo tanto, de consumo de antibióticos es -según explican los expertos- la lactancia materna, que eleva las defensas del niño. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda alimentar con leche materna al bebé durante como mínimo los primeros seis meses de vida.