La artista gallega Berta Álvarez Cáccamo falleció en la madrugada de ayer en su casa de Vigo, en la ciudad en la que nació hace 54 años. Considerada una de las principales representantes de la pintura abstracta en Galicia y en toda España, era hija del escritor José María Álvarez Blázquez; y hermana del poeta José María y del novelista Alfonso Alvarez Cáccamo. Tenía, además, otros dos hermanos, Elena y Celso. Aunque se encontraba en tratamiento por una enfermedad, nada hacía esperar entre sus allegados el fatal desenlace. Sus restos mortales serán incinerados hoy domingo a las 11.00 horas de la mañana en el tanatorio de Pereiró, donde se le realizará un acto de cariñosa despedida.

La noticia se daba a conocer a mediodía de ayer por parte de la editora Chan da Pólvora, con la que la pintora, que el pasado año ganó el Premio da Cultura Galega de artes plásticas, había publicado su último libro, Tinta de luz, junto a su hermano Pepe Cáccamo.

La artista gallega, nacida el 1 de septiembre de 1963, dio sus primeros pasos en el mundo del arte en los años 80, vinculada al Grupo Atlántica, junto a otros artistas vigueses y pontevedreses como Antón Patiño, Menchu Lamas, Guillermo Alonso Monroy y Ánxel Huete. Atlántica supuso una corriente renovadora de las corrientes tradicionales de la plástica en Galicia. La obra de Berta Álvarez Cáccamo forma parte de las colecciones de arte más importantes de España. Figura en el Museo de Arte Contemporáneo de Galicia, en Santiago de Compostela; en el Museo provincial de Pontevedra y en exigentes colecciones particulares como la de Unión Fenosa de A Coruña.

Cursó los estudios de Bellas Artes en la Facultad San Jordi de Barcelona, donde obtuvo la licenciatura en 1986, el mismo año en el que realizó su primera exposición. Fue beca Manuel Colmeiro, de la Xunta, en 1987; de Creación Artística Banesto, en Madrid, 1990; obtuvo premio en la Bienal de Pontevedra, y de estancia en la Cité Internacional des Arts, París, en el 90-91, si bien ya residía allí desde 1989. Igualmente fue premiada en el II Certamen Unión Fenosa de A Coruña, en cuya primera edición también había participado.

Seleccionada para muestras colectivas por la Xunta, su obra ha recorrido numerosas ciudades, dentro y fuera de España, siempre como nombre destacado. En 1989 obtuvo el premio Ciudad de Palma.

La pintura de Berta Cáccamo, dentro de la no figuración, es siempre abstracta, conceptual, a base de amplias manchas de tonos asordados, con dominio de ocres y negros.

En 2016 realizó la exposición Expansión ensaio en el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) en Santiago de Compostela, que ofreció un recorrido por el trabajo de la artista gallega durante los últimos treinta años.

Según escribió el crítico Carlos L. Bernárdez, "sus obras son producto de una larga gestación en la que lo sígnico e incluso lo simbólico tienen un papel relevante, aspectos que irán perdiendo importancia, ganando entidad lo puramente plástico, los pigmentos y la mancha, dotados de una honda contención".

Además de recibir el Premio da Cultura Galega en el apartado de plástica, Berta Álvarez Cáccamo también realizó el pasado año la que sería su última exposición, realizada en la galería Trinta de Santiago de Compostela. Según apuntan desde la editorial Chan da Pólvora, "lo que más le gustaba era trabajar con grandes masas de color y descubrir en ellos su lenguaje secreto. Vinculada a la generación del colectivo Atlántica, su pintura abstracta, con un fuerte componente conceptual, fue una invitación a la exploración de formas no reguladas y universos paralelos de rebelión".

En palabras de David Barro, comisario de la retrospectiva de 2016 en el CGAC, Berta Cáccamo fue "capaz de destilar influencias distantes en el tiempo, siempre dispuesta a debatir con su trabajo, con los problemas del arte y con sus imágenes. Exigente y reflexiva, su pintura es producto de una mirada incómoda, emocional y afectiva.