Los bares gallegos serán los primeros de España en controlar si un menor de edad realiza alguna apuesta en las más de 3.000 terminales instaladas en los locales de hostelería de la comunidad. La nueva Lei do Xogo obligará antes de 2020 a imponer sistemas que veten el acceso a esta modalidad de juego a quien no haya cumplido los 18 y no solo velar así por el cumplimiento de la legislación actual, sino también tratar de prevenir conductas adictivas a edades tan tempranas, aumentando las multas a quien lo permita. De momento, la Xunta no ha decidido el método a emplear para fijar los controles "más exhaustivos" y baraja opciones como emular los botones de activación a distancia de las máquinas expendedoras de tabaco por parte del personal hostelero o imponer algún sistema de identificación para apostar, como el DNI electrónico. También obligará a identificarse para entrar en los salones de apuestas, como hacen bingos o casinos. Este punto permite detectar a los ludópatas que se apuntan de forma voluntaria en los registros para que les impidan su entrada a esos establecimientos en caso de caer en la tentación de jugar.

Estas novedades serán incorporadas a la nueva Lei do Xogo que la Xunta quiere aprobar entre finales de este año y el próximo y con la que actualizará una legislación que data de 1985, si bien desde entonces se han añadido diversas modificaciones legales, entre las que destaca el decreto que en 2012 reguló las apuestas deportivas y permitió la llegada de este negocio a Galicia. Actualmente, son varias las comunidades que han regulado esta práctica, pero solo cuentan con máquinas de apuestas en bares, además de Galicia, Madrid, Euskadi, Valencia y la Rioja. Ninguna establece control sobre el acceso a ellas.

La evolución social y económica obliga a la Xunta a actualizar su normativa, al igual que la irrupción de las apuestas online. El principal objetivo radica en "consensuar lo máximo posible" la nueva norma, según explica el director xeral de Emerxencias e Interior, Luis Menor, que insiste en la necesidad de dar "seguridad jurídica" a las empresas y en proteger a los sectores más vulnerables, como los menores y las personas víctimas de una ludopatía.

La ley buscará la simplificación administrativa del sector, pero el aspecto más llamativo afecta a los controles que pretende imponer para impedir que apuesten los menores de edad y restringir lo máximo posible el acceso a esta modalidad de ocio a los ludópatas.

Los menores tienen prohibido jugar dinero, sea de forma presencial o a través de internet. Sin embargo, más de 10.000 de ellos apuestan por vía telemática, cinco veces más que en 2010, de acuerdo con el estudio del profesor de la Universidade de Santiago Antonio Rial Boubeta. Las asociaciones de ayuda a los ludópatas confirman la tendencia. Desde la coruñesa Agalure y la viguesa Agaja aseguran recibir una treintena de consultas por parte de padres de menores debido a las conductas de sus hijos en relación con las apuestas. Es un 50% más que hace dos años.

Las denuncias policiales no casan con esa alarma, al menos en cuanto a las tramitadas por la Policía Autonómica, que en el último lustro cursó apenas 35. Ello se debe a la dificultad de cazar a los menores apostando, imposible si lo hacen por internet.

La Xunta quiere imponer las mayores dificultades para que lo hagan y hacerlo en sintonía con los afectados. Por ello, una vez concluya el día 19 el plazo de consultas abierto para la elaboración del texto legislativo creará un grupo de trabajo específico dentro de la Comisión do Xogo para escuchar a todas las voces implicadas.