Media mañana del jueves en el Colegio Santo Domingo FESD de A Coruña. En un aula de 2º de Primaria, toca clase de Matemáticas. La profesora, Marián Andrés López, lee en voz alta un problema que todos los alumnos visualizan a través de una pantalla digital: "Si una niña tiene 24 manzanas y las reparte entre cuatro amigos, ¿cuántas manzanas le corresponderán a cada uno de ellos?". No ha terminado de pronunciar el enunciado y los estudiantes, organizados en grupos de cinco, han empezado ya a manipular un montón de piezas cuadradas de colores mientras discuten sobre cuál es la mejor manera de llegar a una solución. Unos las cuentan, otros ya las han unido, otros las agrupan en una esquina de la mesa. Todos participan. Hablan, argumentan, se ríen. Aquí las mates se ven, se tocan. ¿Quién ha dicho que los números son aburridos?

El Colegio Santo Domingo FESD es pionero en A Coruña en implantar en sus aulas de 1º y 2º de Primaria el llamado método Singapur, una modelo de enseñanza de las matemáticas importado de ese país asiático, el número uno en esa materia, cuya esencia es que los profesores deben enseñar en clase trabajando con los alumnos en equipo, a través de objetos concretos y aprovechando las ideas que tengan los propios niños sobre la resolución de los problemas, en lugar de explicarles solo los procedimientos matemáticos que tienen que memorizar. "De lo que se trata es de intentar llegar al mismo sitio por distintos caminos, sin repetir ni memorizar una única vía, como se ha venido haciendo tradicionalmente", explica Elena Lombardía, profesora de 1º de Primaria en este centro concertado coruñés. "Trabajamos con la filosofía de que es mejor resolver un problema de cinco maneras distintas, que cinco problemas iguales", agrega su compañera Marián Andrés López.

Se estrenaron este curso, y la experiencia, aseguran, no puede ser más positiva. "Cuando el equipo directivo del colegio nos comunicó su intención de implantar esta metodología de enseñanza de las matemáticas en el centro -que ya se aplica, también, en otros colegios de la Fundación Educativa Santo Domingo (FESD)- nos pareció una idea estupenda", asegura la docente de 2º de Primaria, quien destaca que el Colegio Santo Domingo FESD no partía de cero, ya que "siempre ha apostado por la innovación" educativa, de manera que el método Singapur encaja perfectamente en esta trayectoria. "El pasado verano recibimos formación a cargo de Arantzazu Fraile y Pedro Ramos, profesores en la Universidad de Alcalá de Henares y asesores pedagógicos en la editorial SM -una de las encargadas de distribuir los materiales oficiales sobre el método en España-, y si antes ya nos había gustado la idea de dar las clases así, a partir de ahí nos entusiasmó", subraya Andrés López.

Singapur no es un método memorístico. Las clases de Matemáticas impartidas mediante este sistema se dividen, siempre, en tres fases de trabajo: una primera fase concreta, en la que los alumnos utilizan materiales; otra pictórica, en la que dibujan esos materiales sobre el papel; y una tercera y última fase abstracta, de representación de los números naturales. El rol del docente también cambia. "En la primera fase, los alumnos, organizados en parejas o en grupos, 'hablan' matemáticas. Se les plantea un problema y se les ofrecen una serie de materiales para que exploren posibles soluciones. Tienen un tiempo limitado para llegar a un consenso. Pasado ese tiempo, cada grupo expone en voz alta sus conclusiones en una especie de asamblea. Los unos corrigen a los otros, argumentan, es muy enriquecedor", apunta la profesora de 2º de Primaria. "En esta fase, la función del profesor se limita a guiar. Todas las opiniones son válidas y quedan registradas. La idea es que ellos mismos se den cuenta de sus errores, y siempre lo hacen", agrega su compañera de 1º.

En la segunda fase de las clases con el método Singapur, método Singapurla del aprendizaje propiamente dicho, los alumnos "leen" matemáticas. "En esta fase es cuando recurren al libro de texto, que hasta entonces había estado guardado en un cajón, para comprobar que la solución a la que habían llegado es la correcta, algo que aumenta un montón su autoestima", apunta Elena Lombardía. La última fase consiste en practicar lo aprendido. Los alumnos "escriben" matemáticas. "Llegados a este punto, se tienen que enfrentar ellos solos al problema para ver si lo han comprendido y si son capaces de elaborar, en su cabeza, la solución", indica la docente.

Según los expertos, la clave del éxito del método Singapur está, precisamente, en la fórmula empleada. A principios de los 80, ante el bajo rendimiento de sus alumnos en las comparativas internacionales, el Ministerio de Educación de este país asiático ideó un nuevo sistema matemático, basado en las recomendaciones de especialistas internacionales en aprendizaje, como el psicólogo estadounidense Jerome Bruner, el británico Richard Skemp, el ruso Lev Vygotsky y el húngaro Zoltan Deines. Tres décadas después, los resultados se ven en el informe PISA y en el Estudio de las Tendencias en Matemáticas y Ciencias,Estudio de las Tendencias en Matemáticas y Ciencias una conocida prueba internacional de matemáticas para estudiantes de 10 años. Los de Singapur, en el primer puesto, obtuvieron en la última edición 618 puntos de un máximo de 625. La convención es que cada curso equivale a 59 puntos. Los españoles, con 505, irían dos cursos por detrás.

"Si antes las clases consistían en memorizar un montón de operaciones y fórmulas, ahora los alumnos trabajan en el aula de manera cooperativa y manipulativa, interaccionan con sus compañeros y llegan a comprender las matemáticas", remarca Marián Andrés López, quien asegura percibir en los niños de su clase un mayor interés, incluso entre los que presentan más dificultades: "Ahora entienden mejor las matemáticas, les gustan".

Andrés López y Lombardía concuerdan en que todavía "es pronto" para ver los resultados globales de este sistema en el rendimiento de sus alumnos, pues solo llevan un curso aplicándolo, pero no dudan de que "a medio plazo" se percibirá una mejoría. Ambas docentes coinciden, también, en destacar la confianza que los padres del Colegio Santo Domingo FESD han depositado en el equipo directivo y en los profesores. "Antes de iniciar las clases con el método Singapur nos reunimos con los padres para explicarles en qué consistía, y la verdad es que lo acogieron muy bien. Entienden que si hay algún cambio, es para mejorar. Eso sí, les hemos pedido que se mantengan un poco al margen, y que no traten de resolver las dudas de sus hijos en casa, ya que al no dominar esta metodología y desconocer el lenguaje específico que se utiliza en las clases, podrían interferir en el proceso de aprendizaje. Ante cualquier problema, les recomendamos que se dirijan a nosotros", concluyen.