S. Parra / P. Prieto.IbizaUna mujer gallega de unos 60 años , A.M.S. fue hospitalizada ayer por la tarde en Ibiza en estado grave después de que su hijo, C.C., de 32 años, la apuñalara y la arrojara al vacío desde un tercer piso del edificio Arcadia del barrio ibicenco de Figueretes de Eivissa. Tras ser ingresada en el hospital de Can Misses, la mujer fue intervenida en una complicada operación que se inició sobre las seis de la tarde y que, al cierre de esta edición, no había concluido. La mujer, que se encontraba en estado grave, presentaba varias heridas por arma blanca, pero lo que más preocupaba a los facultativos eran las diversas hemorragias internas que presentaba, producto de la caída.Fuentes médicas y de la investigación del suceso informaron que el agresor se encontraba en tratamiento por un problema de esquizofrenia y que el abandono de la medicación podría haber desatado la crisis que acabó en el brutal ataque. De hecho, tras ser detenido, el joven fue ingresado en la unidad de Psiquiatría de Can Misses y permanecía bajo vigilancia policial.Los hechos ocurrieron, según diferentes testigos, poco después de las cuatro de la tarde. Algunos vecinos explican que lo primero que oyeron fueron los gritos de la madre rogando a su hijo que le dejara y después solicitando auxilio. Según fuentes conocedoras de la investigación, el acusado había cogido un cuchillo de cocina y, tras amenazar a la mujer, la apuñaló en el costado una vez. Fuentes médicas elevan el número de heridas a tres, aunque sin que revistieran gravedad.El edificio Arcadia es una construcción que ocupa una manzana con su parte interior abierta a los peatones y ajardinada. Este último punto pudo salvarle la vida a la mujer, ya que al caer, un arbusto sirvió para amortiguar la caída.Poco después de ocurrir el incidente, numerosos vecinos de los diferentes patios se unían en corrillos en la zona ajardinada y contemplaban incrédulos las huellas ensangrentadas de la mano de la víctima que se podían ver justo debajo de la ventana por la que fue arrojada.Ninguno de los presentes había visto lo sucedido, pero sí que conocían a los protagonistas de este suceso, apodados Los gallegos ya que los padres eran naturales de Galicia.La mayoría de los vecinos definieron al matrimonio como "gente normal, que no daba problemas". Sólo algunos residentes en las viviendas más próximas señalaron que, en ocasiones, habían escuchado gritos en la vivienda, casi siempre insultos hacia la madre.Algunos vecinos sabían de los problemas psicológicos del joven -quien había vuelto a vivir con sus padres tras pasar una temporada en Galicia, según algunos testimonios-, aunque otros le conocían como violento y apuntaron que se rumoreaba que tenía problemas con las drogas. El padre del agresor -de origen gallego- se encuentra fuera de la isla, según apuntaron varias personas.