Después de casi tres años de instrucción, el procedimiento judicial por el accidente ferroviario mortal en Valga entra en su recta final. El tribunal encargado de juzgar este caso será el Penal 3 de Pontevedra, en cuyas manos ya se encuentra toda la documentación y al que tan sólo le resta fijar una fecha para la celebración de la vista oral en la que se dirimirán las responsabilidades penales y civiles por el siniestro.

En el primer apartado, la Fiscalía solicita una pena de tres años de prisión para el maquinista del tren, Miguel G.L., y en el segundo, reclama que el acusado abone a los familiares de las tres víctimas mortales indemnizaciones que superan el medio millón de euros, en concreto, 540.000 euros. El fiscal sitúa además a Renfe como responsable civil subsidiaria en el pago de estas compensaciones.

En su escrito de acusación, el representante del Ministerio Público encargado de llevar el caso, Jesús Calles, considera que el maquinista del convoy que segó la vida de tres vecinos de Valga es responsable de otros tantos delitos de homicidio por imprudencia profesional grave al no hacer caso de las señales que indicaban que el paso a nivel de Campaña no se encontraba protegido por las barreras debido a una avería. El fiscal propone, además, la inhabilitación del acusado para el ejercicio de la profesión de maquinista ferroviario por un periodo de cinco años.

Aquel 25 de abril de 2007, tres obreros de la construcción, José García Bejo, de 47 años; Jesús Martínez Senín, de 54 años; y el hijo de este último, Roberto Martínez Ríos; regresaban a su casa para comer tras una mañana de trabajo. A las 13.05 horas, cruzaron el paso a nivel que comunica la localidad de Valga con Campaña, de donde eran vecinos, y que tenía las barreras de protección levantadas dejando vía libre a los vehículos. No obstante, el tren que cubría la línea entre Vigo y A Coruña los arrolló, falleciendo los tres ocupantes en el acto y resultando el Renault Laguna en el que viajaban totalmente destrozado.

La Fiscalía considera que el maquinista hizo caso omiso de las señales que le indicaban que el tren debería detenerse ante la posibilidad de que las barreras del paso a nivel estuvieran funcionando mal, como era una señal luminosa vertical al pie de la vía antes de llegar al cruce, así como una indicación luminosa y sonora en forma de pitido en la propia cabina, que el acusado supuestamente desconectó.

Aunque el maquinista redujo la velocidad de 112 a 99 kilómetros por hora y llegó a intentar detener el tren en el último momento, no pudo evitar arrollar al coche y a sus tres ocupantes que al ver levantadas las barreras comenzó a cruzar, según el relato de los hechos de la Fiscalía.