-¿Cuáles son los campos de actuación del georradar?

-Son múltiples. Esta tecnología se puede usar en ingeniería civil, arqueología, geología y medio ambiente, detección de servicios enterrados -como tuberías- o en el campo forense, entre otras. El georradar funciona con una unidad de control a la que conectas unas antenas que pueden ser de diferente frecuencia: las hay de un rango desde diez megaherzios hasta dos gigaherzios. De esa gama, escoges la antena idónea para el trabajo a realizar: a menor frecuencia, habrá más penetración pero menos resolución, y a mayor frecuencia, se penetra menos pero hay más resolución.

- El radar se utilizará ahora para buscar el cuerpo de María José Arcos, ¿es muy frecuente el uso de esta tecnología en el campo policial y forense?

-En España todavía no es muy frecuente, al contrario que en otros países, como por ejemplo Finlandia, donde ya es un servicio rutinario.

-El aparato permite explorar el subsuelo. ¿Cuál suele ser la metodología concreta de trabajo?

- Influyen muchos factores y todo va a depender del terreno en el que haya que trabajar, pero generalmente lo que se hace es buscar en los tres primeros metros : ese es el objetivo del estudio. A no ser que existan otros indicios... pero si lo que estamos buscando es un cadáver sería raro que la persona que lo enterrase cavase y lo enterrase más allá de esos metros.

-¿Cómo es el trabajo?

-El georradar es como un carrito que se va empujando: en la parte de abajo se transporta la antena, tiene una unidad de control y un ordenador y un equipo de transporte. Se hace un perfil y la antena registra información del subsuelo por encima de donde tu vas: detecta lo que ve bajo el terreno, emite pulsos electromagnéticos muy pequeños que se transmiten por el suelo y al encontrarse con materiales parte de esa energía se refleja y otra sigue su camino. Esa suma de "reflexiones" se visualiza, se procesa y se interpreta: las asociadas a lo que estás buscando te permiten ir acotando el terreno para hacer excavaciones y pequeñas catas.

- ¿En qué casos de desapariciones participó hasta ahora?

-Una en Porriño, (por el caso de la pareja de Cabral desaparecida en 2004): era un lugar complicado con restos de escombros. También estuvimos en dos fincas para buscar el cuerpo de un jardinero de Bergondo. Se llegaron a hacer catas y se encontraron restos, pero se descartaron al no estar relacionados con la investigación. -El paso del tiempo, ¿dificulta más su trabajo?

-El paso del tiempo hace más difícil la detección, pero no imposible. El paso de los años hace que los cuerpos se vayan descomponiendo.