Una larga fuga que ha tocado a su fin. El abogado gallego Manuel Franco Argibay, que permanecía huido de la Justicia desde hacía más de cinco años y que desde entonces se encontraba en busca y captura, fue detenido por la Policía Nacional en Madrid. Una operación antidroga en la que se incautó un vehículo con sustancia estupefaciente permitió llegar hasta este letrado, uno de los presuntos cabecillas de la que está considerada la mayor trama de blanqueo de dinero procedente del narcotráfico en Galicia, desarticulada en la operación Cormorán.

. l prófugo fue apresado en Aravaca por agentes adscritos a la comisaría de este barrio madrileño. Si bien no tiene relación directa con el alijo intervenido en el vehículo, fue finalmente detenido por las reclamaciones judiciales que pesan contra él. Su localización se produce apenas unos meses después del macrojuicio contra la red de lavado de dinero. Una vista en la que hubo otra ausencia clave además de la de Argibay, la del principal líder de la organización, José Antonio Pouso Rivas, Pelopincho, quien todavía continúa en paradero desconocido.

A Franco Argibay, que empezó a tener problemas con la Justicia en torno a 2003, se le perdió totalmente la pista escasas semanas antes del verano de 2006. Tras su detención un año antes en el marco de la operación Cormorán y tras pasar varios meses en prisión, el abogado había logrado su excarcelación y, por tanto, la libertad provisional después de abonar una fianza de dos millones de euros y con la imposición de acudir semanalmente a firmar al juzgado. Pero ni el pago de esta elevada cantidad económica impidió que el letrado decidiese desaparecer de un día para otro. A raíz de esta polémica fuga, el juzgado que investigaba a la red de blanqueo de Pelopincho dictó una orden internacional de búsqueda y captura que no ha dado resultado hasta ayer. Todo apunta a que ahora Argibay será juzgado en solitario por su papel en el entramado de blanqueo.

Antes de su detención en junio de 2005, Argibay ya había sustituido en varias ocasiones el estrado reservado a los letrados en los juzgados pontevedreses para ocupar el banquillo de los acusados, ya que fue condenado dos veces en menos de seis meses por estafa y falsificación de documento oficial. Sin embargo, al menos de la primera de ellas, fue absuelto por el Supremo. Con su arresto y puesta a disposición judicial en el marco de la operación Cormorán y por su labor a las órdenes de Pelopincho diseñando el entramado que supuestamente blanqueó 15 millones de euros. La decisión del juez: prisión provisional y sin fianza.

Franco acabó con sus huesos en una celda de A Lama en donde parece que hizo buenas migas con alguno de los internos a los que asesoraba jurídicamente. Tardó poco tiempo en salir. Lo hizo unos seis meses después de abonar una fianza de dos millones de euros. Los funcionarios del juzgado de Caldas todavía recuerdan el día en que el dinero llegó en efectivo y en un carrito de supermercado, haciendo gala de su enorme poderío económico. Dejó la cárcel a principios del mes de enero de 2006. Lo que ocurrió después sorprendió a muchos: se esfumó.