Cinco acusados de integrar una red de extorsión y secuestros exprés a personas supuestamente relacionadas con el narcotráfico en Arousa se enfrentan a penas que suman 160 años de prisión. Los cinco se sentaron ayer en el banquillo de la Audiencia de Pontevedra y negaron su relación con los hechos, incluidos los dos presuntos sicarios de origen ruso y búlgaro, Janek Barnabás y Tsvetomir Tonev, quienes en fase de instrucción habían relatado al juez con todo detalle cómo se fraguaron y ejecutaron los dos raptos exprés por los que se les acusa, entre otros, de delitos de detención ilegal, robo y lesiones.

El fiscal sitúa al frente del grupo al vecino de Vigo de origen lucense Javier Fernández Herrero, a quien acusa de seleccionar a las víctimas con la información que le daba otro acusado, Clemente Araújo Simón, al que se le imputa solo por el segundo de los secuestros.

El quinto acusado es otro gallego, Ricardo Domínguez Estévez, acusado de participar junto con Javier Herrero, Janek Barnabas y Tsvetomir Tonev, únicamente en la primera de las acciones que tuvo como víctimas a una joven pareja de Vilanova.

Según el fiscal, este primer secuestro exprés ocurrió el 14 de septiembre de 2009 cuando estos cuatro acusados fueron a la localidad arousana y sorprendieron a las víctimas, las introdujeron en un coche y llevaron a un lugar apartado. Allí golpearon al varón para que les diese el dinero que buscaban, dejándolos libres pasadas dos horas. En la vista, se leyó la declaración ante el juez de Instrucción de Janek Barnabas, en la que reconocía que Javier Fernández le había contratado para "coger a un chico de Vilanova que tenía dinero guardado de un narco que estaba en la cárcel y de otro que había muerto en accidente de moto".

En diciembre

El segundo hecho que se imputa a la trama es el asalto el 17 de diciembre de 2009 a una vivienda de Vilanova donde vive Francisco Padín Fernández O Pardillo -detenido por la cocaína del San Miguel- y su familia. En su declaración en Instrucción Barnabas volvió a confesar que "Javier (Fernández) tenía un amigo al que le debía dos millones de euros un narco" y que le ofrecían al grupo el 50% de la cantidad que lograran recuperar, mientras que la restante sería para la persona que dio la información, el también acusado Clemente Araújo. El Ruso, alias de Barnabas, incluso explicó al juez instructor cómo dedujo que aquella supuesta deuda "no era más que una excusa para dar un palo", ya que la familia de la vivienda "era gente normal y no podía deber dos millones de euros".

Además de él, los acusados Tsvetomir Tonsev y Fernández Herrero, aquel día habrían acudido a esa casa de Vilanova con otros cinco sicarios portugueses. Allí, según el fiscal, ataron a la mujer de Padín, a su hija menor y a su suegra mientras que a él lo golpearon. La paliza al vilanovés lo llevó al hospital, mientras que los acusados lograron llevarse un botín de dinero y joyas.

Pese a sus confesiones iniciales, tanto El Ruso como Tonsev se retractaron ayer y aseguraron que estas declaraciones son falsas y que los presionó la Policía. El resto de acusados también negaron su implicación. "Ya dije que no tenía nada que ver", afirmó Javier Fernández, que negó haber contratado a los supuestos sicarios y participar en los secuestros. De las víctimas dijo: "No los conozco, no se quienes son ni a qué se dedican". Las defensas plantean la nulidad de las escuchas telefónicas.