Penas que suman siete años de prisión, orden de alejamiento de las víctimas a las que no podrá acercarse a menos de 200 metros durante 5 años, y con las que tampoco podrá comunicarse en ese tiempo. Esta es la condena que solicita el Ministerio Fiscal para el presidente y segundo entrenador del equipo de Fútbol Sala Femenino del Concello de Mos, Jesús G.F., al que acusa de tres presuntos delitos de abusos deshonestos a jugadoras menores de edad. La acusación pública pide que se le impongan dos años y medio de cárcel por cada uno de los tres casos que se le imputan.

El acusado -en libertad provisional bajo fianza de 30.000 euros y con obligación de comparecer periódicamente en los juzgados-, sigue entrenando a menores, preside el equipo de fútbol sala y volvió a su puesto de bedel en el polideportivo municipal tras pasar unos meses en prisión.

El escrito de acusación de la Fiscalía le imputa tres presuntos delitos de abusos deshonestos a otras tantas jugadoras en días distintos a lo largo 2010, si bien la forma de actuar -según el escrito de acusación- era similar siempre: se ofrecía a llevar a la adolescente a casa desde el pub Quedamos que daba nombre al equipo y lo patrocinaba y, una vez solos en el coche, se dirigía a un lugar apartado e iniciaba los tocamientos. Las chicas iban sentadas en el asiento del copiloto y la resistencia que ofrecieron, a tenor del relato de los hechos del Ministerio Público, evitó que fuera más allá.

El móvil en los tres casos era "satisfacer sus bajos instintos", según la Fiscalía. El acusado, tras estar con varias jugadoras en el citado pub, llevó a una de ellas a su ca: "se colocó encima de ella con los pantalones bajados y le bajó las bragas", si bien la víctima se defendió a codazos. A otra menor también le habría bajado los pantalones y la braga en un entrenamiento. Una docena de menores declararon en el juzgado de Porriño. Los responsables del club suspendieron al entrenador tras su detención e ingreso en prisión.

El escrito del fiscal sostiene que Jesús G.F. "entrenador de fútbol 7 del Ayuntamiento de Mos" se ofreció a llevar a su casa a una de las menores que entrenaba y con la que había estado en el pub llamado Quedamos, que patrocinaba al equipo.

Cuando los dos estaban solos en el coche, un Audi A-4 propiedad del padre del imputado, se dirigió a la parte trasera del Centro de Salud de la localidad de Porriño. Comenzó a besar a la joven, y ante su negativa, "se puso encima de ella en el asiento del copiloto, la agarró y la rozó" con objeto "de satisfacer sus bajos instintos".

La menor, siempre según el relato del ministerio fiscal, se defendió a patadas y rompió desde dentro el parabrisas.

"Cómo le explico esto a mi padre", repetía una y otra vez el imputado al tiempo que le pedía a la chica que le permitiera tocarla. La joven sufrió hematoma en un muslo y erosión en un brazo, de los que tardó siete días en curarse.