Las noticias sobre la pequeña Asunta no dejan de sucederse y la imagen que proyectaban los Basterra Porto en la capital compostelana se desmorona cada vez más. Al trágico homicidio de la niña, supuestamente a manos de sus padres adoptivos, se suman ahora diversas denuncias de los profesores de la menor que apuntan que pudo ser drogada con medicamentos.

Dos profesoras de la escuela de música a la que asistía Asunta Basterra en Compostela este verano han denunciado que un día -a principios de julio- acudió como drogada a clase. La acompañaba su padre y como la pequeña balbuceaba y apenas se tenía en pie la llevaron a una habitación para que descansara. Las docentes llamaron a su madre y ésta les explicó que se debía al tratamiento que tomaba para una alergia que tenía.

Otra profesora, en este caso de ballet, se ha dirigido también a los investigadores para aportar un mensaje que le envió Rosario Porto apenas dos días antes de la muerte de su hija. El jueves, 19 de septiembre, recibió un SMS en el que le informaba de que "Asunta no podrá acudir a clase porque está KO", al parecer también por la ingesta de pastillas destinadas a controlar la supuesta alergia que tenía la niña. Un mensaje al que los agentes no dieron demasiada importancia, según la propia profesora.

La Guardia Civil cree que además de estos episodios denunciados por varios de los docentes que estuvieron con la niña durante este verano, pudieron existir otros incluso más graves y que Rosario Porto habría intentado matar a su hija en otra ocasión, a comienzos del mes de julio. Poco después habría ingresado en un centro sanitario por trastornos psiquiátricos.

Fuentes de su entorno aseguran que tras la muerte de sus padres y la separación de su marido, Rosario necesitó asistencia psiquiátrica. De ahí que se medicase con diazepán, el mismo fármaco con el que fue sedada su hija antes de morir asfixiada, según el informe forense.

Precisamente el extraño asalto que, aseguró, sufrió su hija en casa a manos de un hombre vestido de negro y con guantes de látex y que no denunció para evitar un trauma a su hija, hizo saltar ya las primeras alarmas cuando incluyó este relato en la denuncia de la desaparición.