Durante tres meses la muerte rondó a Asunta Basterra y la pequeña tenía miedo, a tenor de la veintena de mensajes telefónicos que cruzó por WhatsApp con una amiga y que obran en el sumario. El 5 de julio, fecha que el juez instructor José Antonio Vázquez Taín fija como el primer intento de asesinato de la niña a manos supuestamente de sus padres, Alfonso Basterra y Rosario Porto, la pequeña alertó a su amiga A.B.M.

-Asunta: Estoy nerviosa. Hoy me han intentado matar. A las 4.30.

-A.B.M.: ¿Y quién intentó matarte?

-Asunta: Mañana te llamo y te cuento. Pero no hables del tema con nadie.

-A.B.M.: ¿Llamar?

-Asunta: Porfa si no no confío en ti.

-A.B.M.: ¿Matar?

-Asunta: "Calla. Mañana".

La conversación de mensajes, recuperada por la Guardia Civil, incluye algunos más entre las dos niñas que quedan en hablarse por teléfono a las once y media de la noche desde el teléfono fijo, según TVE. Asunta le pide a su amiga que la llame a casa. La conversación, sin embargo, nunca llegó a producirse porque aquella misma tarde los padres de Asunta la mandaron a pasar unos días a la playa. La amiga de Asunta nunca volvió a preguntarle por el tema.

Pero Asunta sí contó lo ocurrido a la madre de otra amiga cuando iban en coche juntas hacia Portonovo y les propuso contar una historia para entretenerse, como recoge el sumario y adelantó LA OPINIÓN.

Aquel 5 de julio la pequeña relató que de madrugada y mientras ella dormía un hombre entró en su habitación e intentó asfixiarla. Su madre, que llevaba un cuchillo de cocina la salvó. Les contó que el suceso ocurrió aquella madrugada y la madre de su amiga llamó a Rosario Porto, quien le indicó que era verdad y que creía que se trataba de un ladrón ya que tenían la caja fuerte en la habitación de Asunta. A raíz de esta conversación, Rosario Porto acudió a comisaría y quedó en volver para presentar denuncia con un parte de lesiones, pues aseguró que el extraño la golpeó en la cara. Lo cierto es que no llegó a denunciar, según explicó una vez detenida para no "traumatizar" a su hija.

El 5 de julio Alfonso Basterra adquirió 50 dosis de Orfidal en una farmacia próxima a su casa. Los investigadores sospechan que tras el presunto intento fallido de matar a Asunta en casa de su madre de madrugada habrían optado por drogar antes a la pequeña, que vivió tres importantes episodios de sedación hasta el día de su muerte: el 8 y el 13 de julio Basterra habría intoxicado a su hija, que pasaba la noche en su casa, con Orfidal según el episodio relatado por las profesoras de música de la niña. La tercera intoxicación se fija el 18 de septiembre, apenas dos días antes del asesinato, que tuvo lugar el 21 de septiembre.

El juez instructor sostiene que aquel día Rosario Porto y Alfonso Basterra suministraron presuntamente una dosis tóxica de Orfidal a Asunta para anularle su voluntad y evitar que se defendiera. Su madre la trasladó a la casa familiar del Teo, la ató todavía viva y la asfixió con una almohada o un pañuelo. Después la habría depositado en la pista forestal donde apareció el cuerpo tres horas después de denunciar la desaparición de la niña en comisaría